lunes, 19 de marzo de 2007

Planeta Tierra

Hay días en que desesperadamente me pregunto por qué te mataron. Por qué estoy viviendo este dolor tan intenso. Por qué no puedo disfrutar más de tu compañía, de tus enseñanzas. Por qué no estás en casa dispuesto a contestar una llamada mía. Porque estuviste tan sólo en nuestros corazones y en la gran foto que tiene la abuela en casa el 31 de diciembre, cuando era nuestro día favorito. En esos instantes me lleno de un dolor profundo, desgarrador, desconcertante, un dolor que sabe a rabia en los labios cuando trato de verbalizarlo. Me duele más cuando te pienso hace un año, riendo, con tu cabello largo. La boca se me hace agua cuando te pienso en vida, se torna áspera cuando arribo al martes en que te llevaron. No entiendo, que alguien me explique, que alguien me de razones, que estoy gritando callada a todo viento: ¿Por qué te mataron, quién les dio permiso? ¿Quiénes son acaso? ¿Cuál es el poder especial que los reviste? No entiendo. No entiendo. Luego de un año sigo sin entender. No estoy en el mismo lugar de siempre, el duelo me lleva por parajes distintos, pero olvidar no puedo. En mi camino el olvido me es ajeno. Está distante de mi convicción de vida. ¿Dánde estás? ¿Por qué te han llevado? Me interrogo inútilmente. Por qué no hay respuestas, por qué en Colombia hay tantos oídos sordos. Padre, me haces falta. A veces ni llorar puedo. Es que no entiendo, no comprendo, no acepto. Renuncio a seguir viviendo en un país con tanta mierda. Renuncio al país del depotismo, de la violencia, de la sangre, de los difuntos. Renuncio a dejar que sueños y proyectos políticos queden destinados al olvido. Renuncio. Ya lo he hecho. Odio las mentiras, me asquea el olvido. Me producen náuseas los que venden nuestra patria, más náuseas que las que sentí el domingo que encontraron tus restos. Náuseas más terribles que las que experimenté cuando me fui haciendo lavado cerebral para aceptar que quizás estabas muerto. Náuseas más viscerales que las que sentí al verte sólo en pedazos en la morgue. Náuseas que asquean. Náuseas y rabia. Más rabia que aquella de saber lo que decía de tu muerte el Presidente, el Ministro, el director de Medicina Legal, la periodista aquella. Es mi derecho sentir rabia, estar dolida, querer la verdad, soñar con imposibles como la justicia. Es mi derecho querer construir una mejor patria sin tantas mentiras. Un año ha pasado y no sabemos nada de quienes te mataron. Para nosotros, los que aquí quedamos cuando a ustedes se los llevan, la paciencia resulta una obligación. Obligada a esperar un tanto más, así, te digo de nuevo que te extraño, te añoro, te recuerdo, te dibujo en sueños… Eso al menos sigue siendo mío: los sueños!!!

Antígona Gómez – Nacida el 21 de marzo de 2006

Jaime Gómez: Desaparecido el 21 de marzo de 2006 – hallaron sus restos por arte de magia (en Colombia hay bastantes magos), el 23 de abril del mismo año.

viernes, 2 de marzo de 2007

Nuestro homenaje en tus cumpleaños

PADRE, SERÍAN 56

A Jaime Gómez en su natalicio (20 de octubre de 1950 – abril de 2006)

Yo no tuve un padre perfecto, es cierto. Bueno, ustedes dirán que nadie lo ha tenido, y sí, tienen razón. Es más preciso decir que no tuve un padre convencional. Mi padre no fue de esos padres sobre protectores que veías todos los días, que regañaba, que se desbordaba en regalos o cariños con su hija por ser mujer. Nuestra relación tampoco fue convencional porque no viví al mismo tiempo con él y mi madre en ningún momento de mi vida, porque no conserve frente a él ese miedo y esa veneración que se construye en relaciones entre padres e hijos, porque él se resistía a ser un padre común y yo una hija normal. Él era mi padre, yo lo admiraba, pero sabía que no era perfecto y criticaba algunas de las cosas que hacía y decía. Muchas veces discutimos por puntos de vista divergentes pero siempre nos la arreglábamos con las palabras.

También fuimos cómplices, amigos, de esos que se cuentan cosas trascendentales buscando una comprensión incondicional, pero que encontraban en uno y otro una mirada crítica y de amor que buscaba aportar. Por supuesto, algunas veces extrañe la figura de padre que me vendían el resto de padres de mi familia, del colegio, de la sociedad, pero anduve contenta con el que tenía y ahora que no lo tengo porque se lo han llevado, pienso: mi padre, el de esa generación “revolucionaria”, fue un buen padre.

Se peleó por una sociedad nueva, se la jugó por nuevas relaciones de pareja, de familia, de amistad. Él, sus amigos y sus contemporáneos crearon conciencia crítica en sus Hijos e Hijas, ensayaron nuevos estilos de vida, de trabajo, de amor, de política. Soñaron, eso sobre todo hicieron, soñar. Imaginaron mundos posibles casi imposibles: sin injusticias, sin desigualdades, sin hambre, sin mentiras. Amaron, lo hicieron abiertamente. Tuvieron miedo, por supuesto. No pudieron romper con todas las ataduras de esta sociedad, se quedaron cortos en varias, pero caminaron. Jugaron a inventar, a comprender, a re-pensar. Se enfrentaron. A muchos el juego les costo la vida.

Sí, mi padre no fue perfecto, fue hijo de su generación, de las necesidades y pensamientos de una época. Pero fue mi padre, un buen padre. Es a él, a Jaime, a quien hoy le rindo homenaje. A quien hoy queremos recordar, nombrar, invocar. Re-inventar. Como muchos ha hecho historia, ha aportado a este país, a sus luchas, a sus proyecciones. Él es uno más de esos que han sido silenciados de manera brutal y a quienes se pretende desaparecer de la historia junto con sus aportes. Por eso desde mil lenguajes queremos que siga vivo a través de la recreación de una memoria que lo cuenta, que recuerda los hechos de su asesinato, duros pero que no pueden desaparecer de una memoria colectiva esencial a la hora de pensar una sociedad futura.

Padre, te extraño, cada día más, cada día me duele más tu asesinato. Hoy hubiera querido poderte llamar para tomarte del pelo por lo viejo que te estabas volviendo. Por las canas, esas pocas que asomaban en tu cabellera. Por el pelo largo que daba cuenta de un deseo de volver atrás, por esos achaques de cincuenton que a veces te atormentaban. Estaríamos pensando a dónde invitarte este domingo y yo devanándome los sesos buscando que regalarte. Hoy estamos aquí por ti, porque te queremos y extrañamos. Aquí están tus hermanas y hermanos, tu madre, Lelys, tu familia, tus amigos, tus compas. Aquí estoy y seguiré estando, yo, tu hija, y Sebastián, tu hijo. Seguiremos reivindicando tu memoria y buscando que tu muerte no quede en la impunidad.

Diana Marcela Gómez Correal

Miedo y rabia …

Bogotá, 22 de abril
5:00 a.m.


Hoy escribo con rabia y miedo. No es rabia de odio, no es miedo que paraliza. Es miedo a la indiferencia, a la complicidad del silencio, a lo cotidiana que se ha vuelto la violencia, la privación de los derechos, es miedo a lo permisivos que somos ante estos hechos. No es miedo a que por hablar me maten, me produce rabia el miedo de la gente. Es rabia al ver como nos absorbe la cotidianidad y escuchar que nos insinúan: ¡y uno sin poder hacer nada! ¡Crees que nada!, exclama con rabia, dolor e ironía Lelys. Sí, resulta que es nada si te quedas es casa y no nos acompañas a caminar, a gritar, nada sino utilizas tus manos para en cinco minutos escribir una carta al presidente, a las Embajadas de Colombia en el exterior, a las organizaciones de derechos humanos exigiendo que se respete el derecho a la vida y la libertad de Jaime porque él eres tú. Él es un ciudadano, tú eres un ciudadano. Tengo miedo y me produce rabia pensar que Mirringa, la gata de Lelys y mi papá, sea la única que siempre nos acompañe. Así me da más miedo porque Mirringa sólo se queda en casa, no le gusta salir, ¿entonces, con quién saldremos a exigir y a construir? Juanita hace unos días me decía que no había que dar las gracias por algo que eran responsabilidades. De ahora en adelante de manera atrevida con mis gestos felicitaré a quienes ejercen su ciudadanía, a quienes buscan aportar a un mejor país, a quienes no son aguas tibias y “acomodados” sino radicales. Como feminista he aprendido a quitarle esa connotación peyorativa a la palabra. Radicales, entiéndase comprometido, apasionado, no fanático. Radicales porque quiero alcanzar una democracia radical desde la acción colectiva. ¿Por qué le cuesta tanto movilizarse a esta sociedad? Está bien, aparte de que ya nos acostumbramos a vivir con la Parca a cuestas, a que la vida vale de 10.000 pesos pa’ bajo, a tragar entero y a que otros piensen por nosotros, ¡nada más cómodo!; puede ser que entre semana tengamos mucho trabajo, estudio, cosas en casa. Sin embargo espero que este PRIMERO de mayo que es FESTIVO, le apostemos a mostrarle a este país, a los otros ciudadanos que nos los mueve ni que una bomba les caiga encima y a la clase gobernante que le gusta el poder para sus beneficios sin importan los métodos; que NO ESTAMOS DE ACUERDO con la violación de los derechos fundamentales, que queremos condiciones para las elecciones, para el ejercicio de la democracia, que QUEREMOS y que en consecuencia ACTUAMOS, por un mejor país. Movilizarse es caminar en multitud, pero también es hacerse escuchar en masa. En la lucha por una sociedad mejor los métodos, las consignas, las acciones, los repertorios tienen que ser renovados. ¿Por qué no usar los mass media que tenemos a mano? ¿Por qué no aprovechar la internet que tiene alcance mundial sin que nos cueste mucho? Ustedes perdonaran el tono de este escrito, ayer se cumplió por fecha un mes en el que no sé nada de mi papá. Nada es nada. Anoche tenía miedo de cansarme, pero me he dado cuenta que la responsabilidad como hija y ciudadana no me deja. Les escribo esta carta a las 5 a.m., otro día empieza. Mejor olviden el perdón y entiendan esto como una invitación reiterada, actúo en consecuencia, o eso trato, mi padre me enseño a no quedarme callada. Nos vemos el martes a las 5 p.m. en la Plazoleta de las Nieves para el consabido Planton. Esperamos podamos portar todas y todos un distintivo el PRIMERO DE MAYO que exprese a una sola voz QUEREMOS A JAIME VIVO Y YA, ANTES DE ELECCIONES. QUEREMOS QUE DESAPAREZCAN LAS DESAPARICIONES. DEL DESEO AL HECHO, DE LAS ACCIONES AL DESEO.
Con cariño,
Diana M. Gómez.

Nada que vuelves y yo sigo añorando …

Domingo, 16 de abril de 2006

Hola Papi, sigo recordando lo que fuimos y somos a tu lado. Es domingo, son las 2:40 a.m., no puedo dormir, busco comunicarme de mil formas contigo y entonces como el sueño no viene a arroparme me doy cuenta que la manera de contactarte es por medio de las palabras. Esas mismas que nos permiten expresar la rabia, desde el deseo por que vuelvas y podamos construir un mejor país, tu ausencia que ya huele a trasnocho del derecho a la vida, la libertad y la expresión. Estoy escuchando a Serrat y recordando esas canciones que te hacen vibrar, salto así a Amparo Ochoa pues no me he podido sacar de la cabeza la letra de la canción que relata como con un acto de traición matan a Emiliano Zapata, no puedo, entonces, dejar de asociar como a traición se están tirando este país. Mientras trataba de conciliar el sueño, que no viene a mí como tampoco a ti querrá llegar en muchas ocasiones de este horrible cautiverio, ni como le llega a la abuela que ahora sí sufre de desvelos serios, recordaba las cosas lindas que me has dado. Extraño la fruta que dejabas todas las mañanas cuando me quedaba en tu casa de visita; aprecio el agua caliente que vaciabas en la bañera para que con mi hermano jugáramos entre pompas de jabón; sigo aprendiendo de esos sermones que eran conversaciones de quien no quería ser cantaletudo para invitarme a no perder el tiempo, a leer hasta en el bus, a no ver tele, a saber vivir la sexualidad, a luchar por un futuro labrado desde la opción de elegir; recuerdo además los pactos que hicimos para vivir juntos, el respeto de los espacios y los tiempos. Entre tantos recuerdos y añoranzas convino el tiempo y los deseos con los planes que tenemos para las próximas semanas. Haremos la movilización del martes 18, pondremos en escena una Penélope, seguiremos buscando un símbolo que repudie tantos atropellos, haremos un desayuno de trabajo y una galería de fotos el 21 de abril, mira que tortura, se va a cumplir un mes. Aunque estaremos insistiendo en que tienes que volver antes de elecciones porque no puede ser que Colombia tenga que definir su futuro próximo y tú no hayas llegado a dar muestras de que en este país hay garantías para el ejercicio de la oposición y la construcción de la democracia, ya vamos pensando entre familia y amigos que vamos a hacer el primero de mayo. Como quizás la Seguridad Democrática nos sorprenda y llegues antes, igual estaremos mirando en que lugar es más apropiado que camines, marches, grites, te expreses y rías. Sin saber si has podido leer, ver y escuchar noticias en comunicaciones extrasensoriales te cuento que la solidaridad sigue en aumento, las centrales sindicales del país, los sindicatos que le conforman, las organizaciones sociales de mujeres, afrocolombianos, indígenas, los partidos alternativos y desde luego Poder Ciudadano, con Piedad y tus compas, se han expresado. Facultades, Universidades, académicos y expresiones culturales han hecho lo propio. Partidos, sindicatos, organizaciones de derechos humanos y universidades del extranjero, de la comunidad internacional, también han mostrado su solidaridad y el repudio a este hecho que sabes ocurre mucho aquí, donde vivimos. Como dijo ayer Omar en la caminata por la montaña, uno de tus amigos, sí lo que querían era intimidar al Movimiento Social, ¡ups!, se está expresando con más fuerza ... Esperemos que en un próximo Consejo de Seguridad el Alcalde, Lucho, pueda oír buenas noticias y sepamos dónde y cómo estás para ir a liberar a la libertad. Te mandamos mucha fuerza y energía para que la fundas con la tuya y resistas todo lo que tengas que resistir ... Te extrañamos mucho
Diana Marcela Gómez

Dos meses sin Jaime Gómez ...

Mayo de 2006

Dos meses sin Jaime Gómez, miles de votos por la democracia

De vuelta en Colombia, las piernas temblando en el aeropuerto de partida y en el avión la mente centrada en un triste “no volveré a ver a mi padre”. Regreso a mi país pero no deja de pasar por mi cuerpo un sentimiento de miedo que me aterra, no me siento segura en la patria que me vio nacer. Sin embargo volvemos porque conocer la verdad, que se aplique justicia y contribuir a que la impunidad no sea una característica más de nuestra extraña, sui generis democracia implica que hagamos presión, veeduría, lobby, que sigamos marchando, escribiendo, generando opinión pública, apoyando las opciones realmente democráticas desde nuestro terruño, no exiliadas y exiliados. Hoy se cumple un mes del hallazgo de los restos de mi padre, luego tampoco puedo dejar de pensar en lo mal que lo trataron para que lo encontráramos de esa manera. El domingo, el mismo día que regresamos, se cumplían dos meses en que perdimos su alegre rastro. El domingo mirando a mi hermano pensé en la angustia tan horrible que debió atrapar ese martes 21 de marzo a mi padre, pensar en que dejaba a sus hijos, pensando en nuestro futuro, en nuestro dolor, en nuestra angustia. Luego miro a Lelys y siento un dolor desgarrador. Pienso en mi padre tan angustiado y con tanta rabia pensando en el peligro que también corren Piedad Córdoba y sus compañeros y amigos. Tuvo que haber pasado en un segundo por su mente todos los recuerdos de su madre, mi abuela, y toda la familia. Ahora entiendo la horrible angustia que yo tenía cruzada en mi corazón ese día. Todo esto, no obstante los dolores que me produce, me invita, a diferencia de otras tantas víctimas de esta horrenda guerra a pedir el diálogo, la resolución negociada del conflicto, el cese de la guerra, el no uso de la violencia. Hijos sin padres, de padres asesinados, no son sólo Castaño y el Presidente Uribe, miles de nosotros poblamos la tierra y no todos optamos por la profundización de la guerra y la negación de la palabra, es más, no asumimos la conformación de ejércitos para la venganza ni nos adjudicamos ser Mesías, redentores que traspasan su odio – que tanto quema el cuerpo y el alma – para que lo asumamos todas y todos los colombianos. Son dos mis invitaciones en estos días. La primera es que hagamos del caso de Jaime el que permita evitar más desapariciones, que se conozca la verdad y se aplique justicia. Para esto es necesario que sigamos actuando en colectivo, haciendo veeduría y presión. La segunda es ejercer el derecho al voto rechazando la propuesta de Álvaro Uribe y apoyando opciones alternativas que ven la resolución del conflicto armado desde el diálogo y sin impunidad, que piensan en la redistribución de la riqueza, la generación de empleo, en políticas públicas para el reconocimiento de las diferencias, la consecución de la equidad y la eliminación de las desigualdades. A quienes desde el discurso buscan convencer y no desde la intimidación y la difamación, a quienes piensan en la justicia desde el marco de un Estado Social de Derecho, y conciben a las y los electores como sujetos de derecho pensantes y no como ovejitas mansas a quienes se convence con la manipulación de la información. El domingo sentí unas ganas enormes de estar en la Plaza de Bolívar, mi cuerpo fue recorrido por la alegría, la tristeza y el miedo. Extrañé ver a mi padre de pie en las escaleras de la Catedral con una sonrisa leve que manifestaría la felicidad que produce ver tanta gente pensando en alternativas. Será lo mismo que experimentaré el domingo que viene, más me consuela pensar que aunque él no ira a votar si lo harán miles de personas que buscarán contribuir a un mejor país … por supuesto, no votando por Álvaro Uribe.
Diana Marcela Gómez

Carta a los captores de Jaime: ...

Abril de 2006
De la vida y la democracia en cautiverio
Por: Diana Marcela y Juan Sebastián

Publicada en El Espectador, fin de semana 1 y 2 de abril de 2006.

Anoche estuvimos en el lanzamiento del Festival Alternativo de Teatro. Allí vimos una corta obra de teatro en la que se dramatizaba como unos “raptores” trataban a su “detenido”. Quisimos tomar distancia y no relacionar esos tratos con los que pueda estar recibiendo nuestro padre. A ustedes, que lo tienen retenido, les contamos que cada día que pasa el corazón nos juega malas pasadas, que lo añoramos, que recordamos anécdotas, su amor, y que somos más concientes de lo buen padre que es Jaime, pero sobre todo de su condición humana.
El es un hombre solidario, un humanista, un maestro, un amigo. El ejercicio de pensar el país, de formarse y formar a sus hijos y a sus alumnos lo hizo siempre con la herramienta más hermosa de todas: con las palabras y siempre con un compromiso visceral por la democracia, la justicia y la paz en el país. Así aprendimos de papá, al igual que de muchos otros ciudadanos y ciudadanas, que las peleas y las diferencias se asumen desde las palabras y desde la inteligencia del discurso no desde los actos violentos, no desde la degradación, ni desde el miedo y la zozobra que ahora sentimos todos los que le amamos y que simplemente no nos deja vivir tranquilos.
Porque estos episodios trastornan la existencia, destruyen y destierran proyectos de vida, desilusionan y hieren. Es por eso que aunque esto ya este pasando, no queremos sufrir más de la incertidumbre que genera no saber cómo y en dónde está Jaime. Seguramente ustedes tienen padres, hijos, hermanos. ¿Se han puesto en nuestros zapatos? Queremos a nuestro padre YA, lo queremos vivo, sin heridas ni secuelas, queremos su risa retumbando en el centro de la ciudad, de donde nunca debió haberse ido. ¡Queremos ponerle fin a esta angustia!
Estamos convencidos que estos episodios no le sirven al país que buscamos construir, así no podemos edificar una Colombia viable sí quienes son oposición, alternativa y critica no tienen garantías, no cuentan con seguridad para el ejercicio de la participación en un país que la necesita tanto.
Nos preocupa y nos entristece que ustedes tengan la posibilidad de ganar, de que la indolencia y el olvido sean los enterradores de nuestro Papá, del tío, del hijo, del profe Jaime, conocedor como pocos de la historia de su país y trabajador incansable de la Bogotá que nunca ha querido dejar. Tenemos miedo de que nuestra voz de inconformidad se ahogue en la idea de que este hecho carece de carácter político, pero también sabemos que muchos colombianos que ahora conocen a Jaime, comprenden y defienden la necesidad de la oposición como requisito de una democracia sana, como la queremos todos y todas.
Ayer pensábamos: “por lo menos en el teatro, lo alternativo sigue vivo”. Señores captores, ustedes que también son ciudadanos colombianos, padres hijos y amigos, respeten la vida, la integridad y la libertad de nuestro padre. Mostrémosle al país que Colombia puede tener un mejor futuro próximo, respetuoso del pensamiento libre y de la democracia incluyente y participativa.

Carta al padre no Kafkiana

Marzo de 2006
Para: Jaime Gómez, el soñador
De: Diana, tu soñadora

Hola papi. La noche del domingo soñé contigo. Estabas recostado y me hacía a tu lado. Me abrazabas, me decías algo de teatro y marionetas. Ya casi comienza el Festival de Teatro, debe ser por eso, sabes que tenemos boletas compradas y estamos esperando que llegues pronto para disfrutar del arte en una de las tantas expresiones que te apasiona. Al salir de la función seleccionada por ti caminaremos unas calles con la tranquilidad extraña con la que disfrutamos la ciudad que nos vio nacer, crecer y ser quienes ahora somos. Llegaremos a un restaurante o un café, si hace mucho frío y es demasiado tarde tomaremos un taxi y en cualquiera de esos espacios que apropiamos rápidamente compartiremos puntos de vista sobre la obra. Cada quien tendrá algo que decir porque hemos aprendido contigo a ver el mundo con ojos críticos. Sebastián, tu hijo, que todos los días piensa en cuándo volverá su amigo, resaltará la pertinencia de la música empleada. Lelys, tu compañera, que estos días ha compartido la cama conmigo, nos hará caer en cuenta de ese detalle recóndito que completa el análisis. Tú y yo miraremos como esa pieza nos dice algo del país, yo notaré algo que tiene que ver con el género, tú nos contarás quien es el autor del guión o el director de la obra. El domingo iremos donde la abuela, ella y Pato, tu hermana, estarán pendientes de tu agua café. Almorzaremos en cualquiera de las dos mesas y tendremos noticias de tus hermanos, hermanas y el resto de la familia. Te levantarás de la mesa, tomarás de nuevo esa agua café que huele a dulce panela colombiana y te escabullirás al sofá a una siestita. Te dejaremos pasar esos 15 o 20 minutos que te reconfortan y luego miraremos las mismas fotos que nos permiten recordar que rico es gozar la vida y sentirla a plenitud como tú lo has hecho. Alguien dirá algo del país en el que nos tocó vivir y compartiremos lo duro que está todo. Algún debate surgirá y lo abordaremos con argumentos, sin desesperarnos, con palabras. Haremos balance de lo que significa concentrar el dinero en la guerra y no en lo social, las implicaciones del TLC, las dificultades que se presentaron con las últimas elecciones y las que tenemos que evitar en la coyuntura política de elección presidencial para que este país que tanto amamos y por el que luchamos pueda ser viable. Dirás con tranquilidad que aunque sin duda están difíciles las cosas en Colombia todavía se puede disentir, debatir, ser opositor, aportar desde ideales democráticos, que no te estorba tu trayectoria política, tu historia de vida, que en este país puedes pensar diferente, que por eso no te vulneran, ni te desaparecen, ni te matan. Te pararás del sofá, irás al baño y te despedirás de la abuela quien con ternura te dará un beso y te recomendará que te cuides, por supuesto, no de nadie que este perdiendo el tiempo siguiéndote, violando tu libertad, sino de este frío tan horrible que está haciendo. “Bueno, chicos (últimamente chicos y chicas), nos vamos. Tengo mucho que leer y una reunión más tarde”. Si, nos vamos, todos tenemos algo que hacer. Abrimos la puerta y salimos los cuatro: Lelys, tú, Sebas y yo. Me dejarán en la buseta, te daré un beso y te diré que te quiero, en silencio te daré las gracias por respetar mis puntos de vista. Tomarán los tres su buseta y tu te bajarás cerca de la casa de Piedad. Llegas, timbras y te sientes plácido: haces lo que quieres, cada día concretas más tu proyecto de vida y te sientes realizado. Miras atrás, no hay nadie, pero además ves un país que te brinda las garantías para la consolidación, profundización y radicalización de la democracia. Sonríes con esa expresión que esparce vida. Vives en un país en el que no torturan y no matan, allí la gente no muere por el uso de la fuerza. De nuevo ríes, estás pensando en un comentario sarcástico, bromeas y sacas partido de ese instante ...
Te amo

Algo más serio …

Entre marzo y abril de 2006
“La lucha del hombre contra el poder
es la lucha de la memoria contra el olvido”
Milan Kundera, 1988
El libro de la risa y el olvido


Por Diana Marcela Gómez

El pasado martes 21 de marzo Jaime Gómez, mi padre, asesor de Piedad Córdoba, sufrió una de las vulneraciones más agresivas a las que puede ser sometido un ser humano, su derecho a la libertad fue coartado. Desde entonces la familia, las y los amigos y Poder Ciudadano hemos emprendido las acciones correspondientes para lograr su pronto retorno con vida. No deja de causar desasosiego que pese a todo lo emprendido, a la solidaridad nacional e internacional recibida, un mes después no tengamos noticias de su paradero ni se haya establecido responsables de tan oprobioso hecho. Como ciudadana y en ejercicio de tal condición, la reflexión que me suscita este acontecimiento me remite a pensar sobre el futuro próximo del país. Es evidente que en Colombia, a puertas de elecciones presidenciales no existen garantías para el ejercicio de la oposición y la democracia, así como es cada vez más claro que sin el esclarecimiento de este hecho las elecciones pierden legitimidad. Pese a que Jaime Gómez, destacado dirigente social y político es otro más de los desaparecidos del país y este hecho puede ser visto como uno más de intimidación a dirigentes de izquierda, demócratas y opositores, en este momento lo que sucede en torno a su vida se convierte en un hecho emblemático toda vez que se produce en un momento de definiciones cruciales. En este contexto es inevitable dejar de pensar en el tipo de premisas que deben fundamentar el proyecto de un país en el cual sea posible la profundización de la democracia. Es la negociación, la tramitación de las diferencias, la conciliación, la superación de las inequidades y las desigualdades sociales las que deben fundamentar las opciones. Afincar un proyecto en la seguridad y en la preponderancia de una estrategia guerrerista profundiza las contradicciones que vive el país enfrentándonos a una encrucijada de la cual ya se ven claras señales. La democracia implica la construcción de la sociedad desde el arreglo que permiten las elecciones, los debates, la circulación de la palabra, la construcción de consensos, la garantía de la vida y la libertad. La invitación es a la solidaridad, a dejar el miedo, la indiferencia, el adormecimiento y al ejercicio de la ciudadanía para exigir la garantía al Estado colombiano de los derechos fundamentales. Les convidamos a sumar acciones para exigir y lograr el regreso con vida de Jaime Gómez antes de las elecciones del 28 de mayo y a realizar ejercicios de recreación de la memoria colectiva, histórica, que no permitan que el olvido nos condene a repetir episodios funestos. Viene a mi una frase de Milan Kundera, “la lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido”.

En el día del padre, sin padre!!!

Junio de 2006
A mi padre, a propósito de una canción de Serrat: Aunque no puedo firmar muerte natural estaré atenta a que se conozca la verdad. Voceare tu muerte escribiendo historia para no olvidar … Como tu hija y amiga no moriré en vida, viviré con mayor intensidad, te hablare entre sollozos y risas, en sueños daré besos a tus ojos, luchare en tu memoria, abriré los cajones para leer y escribir sobre ti. Llevare crisantemos a tu tumba, brindare por los derechos y pondré fin a tu diario para continuar haciendo, como tu, historia …
Si la muerte pisa mi huerto
Letra y Música de J.M. Serrat
Si la muerte pisa mi huerto
¿quien firmara que he muerto
de muerte natural?
¿Quien lo voceara en mi pueblo?
¿quien pondrá un lazo negro
al entreabierto portal?
¿Quien será ese buen amigo
que morirá conmigo,
aunque sea un tanto así?
¿Quien mentira un padrenuestro
y a rey muerto, rey puesto...
pensara para si?
¿Quien cuidara de mi perro?
¿quien pagara mi entierro
y una cruz de metal?
¿Cual de todos mis amores
ha de comprar las flores
para mi funeral?
¿Quien vaciara mis bolsillos?
¿quien liquidara mis deudas?
A saber...
¿Quien pondrá fin a mi diario
al caer
la ultima hoja en mi calendario?
¿Quien me hablara entre sollozos?
¿quien besara mis ojos
para darles la luz?
¿Quien rezara a mi memoria,
Dios lo tenga en su Gloria,
y brindara a mi salud?
¿Y quien hará pan de mi trigo?
¿quien se pondrá mi abrigo
el próximo diciembre?
¿Y quien será el nuevo dueño
de mi casa y mis sueños
y mi sillón de mimbre?
¿Quien me abrirá los cajones?
¿quien leerá mis canciones
con morboso placer?
¿Quien se acostara en mi cama,
se pondrá mi pijama
y mantendrá a mi mujer,
y me traerá un crisantemo
el primero de noviembre?
A saber...
¿Quien pondrá fin a mi diario
al caer
la ultima hoja en mi calendario?
Diana, tu hija

Adiós, aunque no quiera!!! Palabras rumbo al cementerio ...

Sábado, 29 de Abril de 2006

A Jaime, mi PADRE
De Diana, su niña
Hubiese querido verte de pie, caminando, darte un abrazo, verte reír y escucharnos. Tener paciencia para saber de tu propia boca y desde tu dolor que paso. Contarte todo lo que hicimos por lograr que te liberaran, que recibimos muchos correos, cartas, solidaridad, que mucha gente camino y grito a nuestro lado por tu libertad, por el respeto de tu vida y el de disentir. Muy rápido cuando supe que te habían llevado pensé que no aguantabas mucho, que primero ponías tu dignidad y acelerabas lo que tuviera que venir. Sin embargo me deje, nos dejamos atrapar por la esperanza. Creí, creímos, que era posible que estuvieras vivo. Y sí, estabas y seguirás vivo, es tú fuerza, eres tú, son tus convicciones, tus ideas, las que nos movieron a caminar, a exigir, a hablar, a quitarnos la Parca de encima aunque fatalmente en este momento histórico muchos se empeñen en que sea nuestro presente y nuestro futuro. No te pude ver de pie, tampoco tuve un cuerpo yerto que abrazar, entonces me tuve, nos tuvimos que enfrentar a la realidad, sólo trozos de ti, sólo huesos pude ver. Huesos, tristes huesos, desarticulados como está el país. Me detengo y pienso, sí, sólo huesos, pero tus huesos. Hicimos y deshicimos hasta que logramos que tu historia no fuera la misma de muchos desaparecidos. Tuvimos tus restos. Al menos eso. Y rápido. Este acto, como muchos actos, es un rito de paso, una puesta en escena que como todo lo tuyo lo reinventamos. Al estar en construcción puede tener muchos desenlaces, como nos gusta lo colectivo, lo que pase de hoy en adelante puede ser resultado de un libreto construido entre todas y todos. Por ahora tres actos.

Acto I. Jaime el humanista
Jaime, mi padre, nuestro padre, el esposo, el hijo, el hermano, el tío, el primo, el amigo, el ciudadano era / es el comprometido con la democracia. Jaime, el que creció con algunas privaciones y ganas que brotaban desde sus entrañas por ayudar a la gente fue el hombre coherente que se dio la vida que quiso darse. Es el bacan. Es el padre que es amigo, es el amigo que es solidario, es el hombre solidario que es comprometido. El sindicalista, el Concejal, el activista social, el político. El que ensayo opciones y quizás por eso nunca dogmático ni sectario. El que amo a más no poder, era un intelectual, un autodidacta, hecho a pulso, con esfuerzo. El amante de la música de Chopin, Mozart, Beethoven, del jazz, del son cubano, el tango “la vida fue y será una porquería ya lo sé, en el 2000 también ...”, la salsa, el bolero … Jaime, el que no temía hacer el oso, el sarcástico, el hombre inteligente. El amante del cine, el artista frustrado. El aprendiz de piano, el soñador de teatro. No es sólo uno el Jaime por recordar y reivindicar, multidimensional fue el hombre que leyendo aprendió a leer y releer a Marx, al marxismo, a pensar y re-pensar el socialismo, la democracia, las reivindicaciones de los trabajadores, la lucha de clases, las demandas de las identidades y a Latinoamérica. Jaime, el que siempre ha sido de izquierda, el opositor del presente con la pluma y las palabras construía desde su vida cotidiana una sociedad más justa y real. Ese es el Jaime que tiene dos hijos de dos madres diferentes y una compañera con quien decidió no tenerlos, es el hombre que consecuente con su pensamiento nos invito a reinventar el concepto de familia. Sí, somos subversores, eso somos. Jaime, el de ese cajón triste, trágico y fatal, es el mismo que no dejaba de hacernos bromas a Sebastián y a mí para desde ellas invitarnos a dar todo de sí, a construir nuestro futuro, a decidirlo, a labrarlo. Es el mismo Jaime que le decía a la abuela “madre” con ternura y le tenía paciencia. El mismo tío brusco que brindaba amor y consejos permanentes. El amigo del que siempre la gente tuvo apoyo. El hermano mayor que reflejaba autoridad pero por amor, no por miedo. El primo cómplice, el ciudadano, el buscador de alternativas. Al que aquí le ratificamos la promesa, de cómo hermanos, Sebastián y yo, siempre estar unidos. Y a quien le digo, le decimos, que está familia se mantendrá unida y que Lelys, su compañera, su amiga, será mi amiga. Jaime fue asesinado, pero no se llevan con su cuerpo su legado, un humanista más sigue vivo en las ideas que aunque no se quiera siempre están vivas. Te quiero papi. Gracias por todo lo que me has dado.

II Acto. El país que nos tocó.
¿No habrá manera de que Colombia
en lugar de matar a sus hijos los haga dignos de vivir?
Si Colombia no puede responder a esta pregunta,
entonces profetizo una tragedia: “Desquite” resucitará,
y la tierra volverá a ser regada de sangre, dolor y lágrimas”
(Gonzalo Arango, poema dejado sobre
la tumba del “Capitán Desquite”, 1964).

Guerra, maldita guerra. Poder, maldito poder. Esta sociedad no es viable sino profundizamos la democracia para radicalizarla. Sino re-aprendemos el sentido político y ético de la vida, sino privilegiamos la palabra, el debate, las discusiones argumentadas, y sino, entre otras cosas, reinventamos la acción colectiva. Reivindico con nombre propio, como Diana Gómez, el diálogo y no la utilización de hechos violentos degradantes de la condición humana. Reivindico la NoViolencia no desde la ahistoricidad o esencialismos, lo hago desde nuestro presente. No se trata de permitir que a mansalva nos maten, pero tampoco de prolongar un maldito círculo vicioso, de alimentar desde el odio y la venganza muerte, porque muerte trae muerte. Es la acción colectiva articulada, global, de clase, identidades, condiciones, redistributiva y de reconocimiento la que puede permitir que este país no se siga sumando en divisiones tajantes, innecesarias, en dogmatismos, sectarimos, dictaduras y violaciones permanentes de nuestros derechos. ¿Cómo construir un futuro luego de caminar por tanta barbarie? Vamos a exigir condiciones para vivir en este país, vamos a exigir la soberanía, la dignidad, la redistribución de la riqueza, el respeto a la vida, el cese de la impunidad, la reconciliación, la viabilidad, condiciones para las elecciones, porque entre otras cosas es lo que no tenemos. Pero digo, propongo, sin desesperarnos, desde la vía democrática, desde este tipo de oposición, desde el respeto y entendimiento de los derechos individuales y colectivos, desde el pleno disfrute de las subjetividades, las opciones sexuales, religiosas y de vida. Vamos a exigir que en este país podamos vivir y tener condiciones para hacerlo. No queremos más colombianas y colombianos desarraigados por la violencia y por la falta de oportunidades para desarrollar sus potencialidades. Queremos a la tía Marlen, a Magda, a Camilo, Javier, Paula, Angie y los chicos aquí, con posibilidades brindadas por un Estado Social de Derecho. Queremos el derecho a vivir sin miedo, en nuestra tierra, para cumplir nuestros sueños. Queremos un país sin desapariciones, sin secuestros, sin torturas. Quiero saber que construimos paso a paso, palmo a palmo condiciones para que no cunda el odio, la desesperanza, el ansia de poder y la desesperación. Las cuatro conducen a la profundización de la guerra, esta a la muerte, esta al caos. Herida de muerte no quiero más muertes, ni la mía. Papi, seguiremos hablando, debatiendo, las ideas nunca mueren, Marx está en mí como en ti, por eso seguiré soñando, construyendo desde utopías.

Acto III. El futuro. Verdad, Justicia y Reparación históricas.
No quería ser una Antígona, pero me tocó. No querías morir así ni tan joven, pero te tocó. No querías que te enterraran, pero te tocó. No queríamos quedarnos tan rápido sin padre pero nos tocó. No queremos ver más sangre, más muertos a mansalva, más madres llorando hijos devorados por el odio, el poder, la intolerancia. No queremos más esposas guardando la mitad de una cama que no volverá a ocupar el mismo cuerpo. No queremos más guerra, no quiero llenarme de odio pero no puedo conformarme con mentiras. Quiero, más adelante, como resultado de procesos, una sociedad reconciliada pero que no pisotee nuestros derechos a la Verdad, la Justicia y la Reparación. No soy, ni seré una víctima sobreviviente que se niegue a la construcción de un mejor país, pero no a costa del olvido. Milan Kundera dice: “la lucha de un pueblo contra el poder, es la lucha de la memoria contra el olvido”. Dura, oscura, gris, fría como la muerte es nuestra realidad, pero no por ello inmanejable, al país como al Ave Fénix le toca resurgir de las cenizas, esas cenizas que han dejado torturas, mutilaciones, asesinatos a mansalva, bombas, atentados, emboscadas, tomas. Yo no pedí nacer en este país, pero sé que podemos ayudar a construir uno mejor, menos impune, más humano, más solidario, más conciente, más ecuánime, pasional, pero por la vida, no por la muerte. Sin memoria histórica no hay identidad histórica. Sin verdad no hay memoria. Sin Justicia y sin Reparación no hay confianza. Sin una gran proporción de ellas no hay reconciliación. Padre, Jaime, mi amigo … te amo, tu muerte no es en vano ni tampoco quedará impune. Aunque mi ánimo y mis energías están casi agotadas en algún paraje junto a ti recargaré mis fuerzas, tomaré un poco de cada persona que nos rodea y extraeré desde sueños toda esa otra que te quedaba. Quizás, entonces, me deje contagiar de nuevo por la esperanza. Ni a tu madre, ni a ti y quizás a mi tampoco nos toque el país que soñamos y por el que siempre hemos luchado, pero a lo mejor, quien sabe, a la generación que viene, a la de tus pequeños sobrinos, les sonría este país. Pero escuchen todas y todos, sí queremos una mejor Colombia debemos construirla, pensar, actuar. No tragar entero. Decidir, analizar y de nuevo actuar. Para terminar hoy, porque acabo de decidir que no parare, quiero plantear, pensando en nuestro futuro más próximo lo siguiente: 1. Te mataron, no hay garantías para el ejercicio de la oposición, así tal cual las condiciones actuales, las elecciones presidenciales no son legítimas. 2. Te torturaron, la Seguridad Democrática no sirve, o sólo sirve para algunos, para quienes han matado a mansalva, han violado y siguen violando mujeres, para los poderosos, los ricos que se dividen este país como una torta. 3. Hemos alzado la voz, tememos por nuestras vidas, no más Gómez muertos, no más gente de Poder Ciudadano y de la oposición asesinada. La profundización de la guerra como opción política contribuye a la existencia de actos violentos, de intimidaciones, de miedos, nos lleva a sumarnos más profundamente en la barbarie. 4. Siempre proponías algo, hay que actuar, esto es una obra de teatro, cada quien decide si se queda o no de espectador y a que personaje le da su apoyo. Yo se lo doy a ese/esa que es ideas, que es palabras, que habla, que debate, que expresa, que no teme a las disidencias y a las confrontaciones. Papi, ¿recuerdas la última obra de teatro que vimos el sábado antes de que te desaparecieran?, Crimen y castigo. Y el castigo también es personal.
Para un hasta pronto, nota: Léase entre líneas, no creo en la opción de Álvaro Uribe. No, mejor, no entre líneas, lo digo de frente como me enseño mi padre y por él, ni un voto por la profundización de la guerra. Que quede claro, esto es oposición desde las palabras no desde la violencia. Si me quieren responder escucho argumentos, espero no recibir balas.
Del deseo al hecho, de las acciones al deseo. Jaime Gómez, mi padre, siempre estará vivo.
Diana Marcela Gómez Correal

Acuerdos Humanitarios, si … más sangre, no!!!!

Bogotá, domingo 22 de octubre de 2006
Señor
Álvaro Uribe
Presidente de la República
Carta abierta a la opinión pública
Cordial saludo,
Puede que usted no sepa quien soy, o no me recuerde. Mi nombre es Diana Gómez, hija de Jaime Gómez, asesor de Piedad Córdoba desaparecido el 21 de marzo y luego asesinado. En varias oportunidades le he dirigido cartas relacionadas con las violaciones de los derechos humanos a las que fue sometido mi padre. Hoy le escribo desde mi dolor de hija, no para referirme a la inoperancia del Estado en el esclarecimiento de su asesinato, sino para desde mis más hondos sentimientos expresarle mi rechazo por sus pronunciamientos del pasado 20 de octubre. Ese día, señor Presidente, mi padre cumplía 56 años, pero ya no podía desearle un feliz cumpleaños porque en el contexto de conflicto armado y guerra sucia que vive el país, alguien decidió llevárselo para devolverlo en huesos. El mismo vacío que yo sentí el pasado viernes lo tuvo que haber experimentado usted con el asesinato de su padre. Ambos sabemos que vacío tan horrible se experimenta, la ausencia se posa, extrañamente, como una presencia más frente a la cual no puede hacerse el de la vista gorda. Señor Presidente, entre su caso y mi caso hay grandes distancias, enormes. Nosotros pasamos por la horrible sensación de terror, miedo, incertidumbre que produce la desaparición forzada, por la sensación de no saber sí mi padre estaba o no vivo, sí lo íbamos o no a encontrar. El drama de la desaparición forzada tiene sus especificidades y dolores propios, sabemos quienes suelen ser sus perpetradores, sabemos del alto grado de impunidad que se instala con estos crímenes, pero también sé que significa perder un padre de manera violenta. Entre la sensación que experimente con la desaparición del mío y el secuestro sé que hay grandes distancias, pero encuentro cercanías. Me imagino, con cierto conocimiento de causa, el dolor que sienten las y los hijos, madres, padres, esposas y hermanos de las personas que están hoy secuestradas. Los pensamientos de dolor y angustia que se posan en sus mentes pensando en sí han o no comido, sí están o no enfermos, sí están siendo bien tratados, sí pueden aguantar el encierro, la privación de la libertad y las arbitrariedades del flagelo. Sé que abra momentos en que pierden la esperanza, sé que hay otros en que recargan energías y sé que desde el viernes tienen de nuevo el corazón en vilo. No es justo Señor Presidente que usted, como máximo representante de nuestro Estado, continué parándose desde una postura de vencedor, cuando lo que está en juego es algo más que un quien gana y un quien pierde. Son vidas de seres humanos, historias y proyectos de vida individuales y colectivos los que están en medio. En juego está la viabilidad del país, nuestro futuro. Le invitó a tomar una pausa y pensar en lo que siente cada uno de los familiares de las personas secuestradas cuando usted decreta que a sangre y fuego serán rescatados sus seres queridos. Yo estoy harta de tanto muerto, la salida no es por la profundización de la guerra, por el odio, el rencor, la venganza, el triunfalismo. De venganza en venganza venimos año tras año. ¿Qué ha quedado? Más muertos, más pobreza, más impuestos, dinero destinado para la guerra, menos inversión social, impunidad, más seres resentidos, más personas cruzadas por tristezas que se expresan en sus rostros cotidianamente. Así no hay un futuro exitoso por construir. Yo quiero tener la certeza de que los atentados del 19 de octubre fueron perpetrados efectivamente por las FARC, y entonces quiero oír un pronunciamiento público en el que nos expresen su posición. Quiero que sean claras cuáles son las condiciones de parte y parte para la negociación, las limitantes reales, los argumentos contundentes de seguridad y políticos. Quiero debatir sobre ellos, opinar, que las organizaciones sociales seamos oídas, que la comunidad internacional acompañe estos procesos y que se valore a los individuos que están en el centro del conflicto. Deseo que se deje de jugar con las expectativas de los familiares de los secuestrados pues además de las vulneraciones de las que ya son objeto, no tiene presentación que la concreción de sus esperanzas dependa del vaivén de escándalos o crisis institucionales del gobierno. Señor Presidente, espero que muchas hijas puedan abrazar a sus padres porque han vuelto del monte, del secuestro, y no se queden con esa sensación de vacío que yo siento. No quiero que la lucha que hoy adelantan sea para recibir sólo huesos de sus padres, de sus seres queridos.
Diana Marcela Gómez

Entrevista conmigo misma ...

Entrevista conmigo misma que es lo mismo que decir otras tantas personas con las que he hablado y me han dicho o preguntado cosas cómo:
1. ¿No cree usted que es mejor olvidar y dejarle a la justicia la resolución del caso de su padre?
AG: Primero, creo yo, tendríamos que ponernos de acuerdo sobre que es olvidar. Yo no puedo olvidar que alguien decidió quitarme a mi padre por un antojo y que ahora no puedo compartir mas con él. ¿Usted podría? Lo que si puedo hacer yo, que siento es lo que le hace falta al país, es dejar de lado cualquier intención de venganza o acción que nos siga condenando a la violencia y al circulo vicioso de la muerte. Y con esto me refiero a actitudes directas e indirectas de venganza. ¿Tú crees que alguien puede realmente olvidar algo así? Me refiero, ¿un asesinato de un ser querido, que fue torturado, desaparecido y entregado a su familia en condiciones deplorables? Por otra parte, claro que le dejo a la justicia colombiana la resolución del caso de mi padre, Jaime Gómez, lo único es que la justicia en Colombia no es imparcial y si mas bien bastante miope, razón por la cual debemos mantenernos a la “pata” de las instituciones para lograr que efectivamente se aplique la justicia.
2. ¿A qué se refiere con actitudes directas o indirectas de venganza?
AG: Muy simple, no sólo quien empuña un arma por deseo propio tiene una actitud directa de venganza, quienes lo hacen por orden de otros y quienes consideran que la guerra o la acción militar es la vía para resolver los problemas del país indirectamente están afianzando en muchos casos actitudes de venganza. Me explico, siento que por parte de algunas personalidades hay más una actitud de venganza y de ponderar quien es el fuerte cuando se opta por la profundización de la guerra y no por el diálogo y la negociación en el contexto actual.
3. ¿No cree usted que como están las cosas en el país es mejor dejar todo “quieto” y sino funciona la justicia de las instituciones colombianas dejar todo a la justicia divina?
AG: Sabemos que en el país las cosas están difíciles. Pero no podemos seguir contribuyendo a la impunidad. Sino hay quienes exijan justicia, en el país seguirá siendo de lo más común que se asesine gente y nadie pague por eso. Por otra parte no entiendo bien lo de la justicia divina, y como dicen muchos: hasta no ver no creer. Por eso prefiero que estando ahora acá, en la tierra, quienes obren mal paguen con el peso de la justicia terrenal, aunque no sea perfecta. Eso de la justicia divina es un arma de doble filo, es contentillo para quienes no logran justicia desde las instituciones y contribuye a la impunidad, es premio para los victimarios que ya bastantes privilegios tienen!!! Otra cosa es que por leyes de la “naturaleza” o de la “energía”, todo mundo pague en vida lo que hace mal. Eso si lo creo. Si te portas mal, te va mal, si haces las cosas bien, te va bien.
4. ¿No cree que insistir en la memoria, en la verdad, le hace mal al país? ¿No considera que es importante hacer un borrón y cuenta nueva?
AG: No se realmente que es lo que le hace mal al país. La verdad no le puede hacer mal. El país no es un niño, un menor de edad al que no le podemos contar que su madre o su padre tienen cáncer porque no lo asimila. Lo que le hace daño al país es no saber la verdad. Es bastante prejuicioso, desde mi punto de vista, pensar que la verdad no va a permitir continuar adelante. La verdad es necesaria por varias razones. Primero, porque es un derecho de quienes hemos sido victimas directas e indirectas de este conflicto, de esta guerra. Sin ese derecho no habrá tranquilidad ni posibilidades de acuerdos y consensos para el futuro. Segundo, más de la mitad del país, que no sabe en que nación esta viviendo, debe saber que ha pasado y sigue pasando acá. Tercero, es tiempo que los actores responsables de la crisis de Colombia, asuman sus responsabilidades pues bastante daño le han hecho al conjunto de la sociedad para que puedan pasar sin cargos en un juicio histórico que es necesario. En cuanto al borrón, no creo que sea posible. Colombia está demasiado polarizado para que haya borrón y cuenta nueva. Lo que tenemos son muchas versiones en pugna, mucho debate, disputa por la construcción de la verdad y la historia. Además de que no creo que sea posible, tampoco considero que el borrón sea la vía más correcta por todo lo que he expuesto anteriormente. Necesitamos reconocernos en nuestro pasado y presente para mirar si podemos cambiar nuestro futuro.
5. ¿Cree usted en la reconciliación?
AG: No sé. No lo tengo claro. Yo no he hecho nada, ¿con quién debo reconciliarme? No tengo deseos de venganza, ¿con quién me reconcilio? No sé, lo de la reconciliación es todavía una elaboración para mi. A veces pienso que quienes se deben reconciliar son los actores de los bandos en conflicto y que se debe construir una sociedad tolerante a las diferencias pero no apática a las injusticias. Lo que si tengo claro es que no podemos hablar de reconciliación sin arrepentimiento verdadero, sin la convicción de que lo que se hizo en el pasado fue un error y que no se puede seguir utilizando la misma estrategia. Pienso que la reconciliación es necesaria para construcción de una sociedad en armonía, pero mi pregunta es un poco por quienes se deben reconciliar y qué significa eso de reconciliarse.
6. ¿No se quedan un poco en el pasado las victimas?
AG: Las victimas, ni las muertas ni las vivas estamos en el pasado. Bueno, quizás este haciendo mal al responder en plural. Es parte de la concepción peyorativa que tiene esta sociedad de las victimas pensar que no quieren la reconciliación, que son anti futuro, que son débiles y pobrecitas. Exigir verdad, justicia no es estar en el pasado. Son nuestros derechos, la memoria es nuestro derecho, exigir la construcción del futuro y del presente teniendo en cuenta nuestras historias no es quedarnos en el pasado. Si exigir derechos fundamentales y querer construir una historia plural, con más versiones, es estar en el pasado, mas del 50 % de las y los colombianos estamos allí situados.
7. ¿Considera que en el país se garantizan el derecho a la justicia, la verdad y la reparación?
AG: No. ¿Usted qué cree?
8. ¿Qué sigue de aquí en adelante?
AG: Un gran camino por recorrer. Un camino que queremos no este minado por la actuación de fuerzas oscuras, un camino que ofrezca garantías para los derechos, para pensar y construir otro país, un país que se reconozca en su pasado, en los pasos que ando y que proyecte un mejor futuro desde las enseñanzas que han quedado en estos años. Porque esa es otra cosa vital sino conocemos el pasado y extraemos enseñanzas fundamentales de él repetiremos la misma historia cientos de veces y miles de Antígonas tendrán que seguir posando sus pies en tierras infértiles de tanto dolor que queda sobre ellas posado.

9. ¿Ya se va a cumplir un año de la muerte de su padre, que siente?
AG: Muchas cosas. Que el duelo es un camino largo, que hasta ahora vamos en la primera etapa, que para cada quien es diferente y que existen diversas maneras de vivirlo. El paso del primero año, me imagino que con mas fuerza que el resto de años, se hace difícil poruqe el deseo por la vida traiciona. Siento como si la espera por la fecha fuera inevitable y el pensar lo que sucedia hace un año. En febrero del año pasado, por ejemplo, recuerdo que almorzamos en casa de mi abuela y cantamos el feliz cumpleaños. Luego, pienso en que ya casi va a ser la ultima vez que lo vi, caminando abrazados por Galerias con el resto de la familia. La ausencia se posa en algún lugar tan cercano que no te puedes despojar de ella, la rabia se acrecienta, se siente y enfurece. Trato de pensar en otras formas de recodarlo que no sea dando sentido a la muerte.
10. ¿Pero usted siente rabia?
AG: Claro. Es normal, es mi derecho. Pero mi rabia no mata, no busca venganza. Ella es mi sentimiento, producto del dolor y la ira que produce lo que me han hecho vivir. Tengo rabia y por eso escribo, prefiero conectarme con las letras que con revólveres, cuchillos, bombas o petardos o simplemente dar ordenes para que otros tantos mueran indiscriminadamente.

A los 12 días de Febrero de 2007, Planeta Tierra

NO AL OLVIDO, PORQUE NO QUIERO!!!