sábado, 20 de marzo de 2010

¿Y si uno es un vidrio roto?

Este, como todos los escritos de Antígona es muy personal, quizás demasiado personal para aquellos acostumbrados a que lo público y lo privado no se mezclan. Este texto es personal pero al mismo tiempo colectivo, quizás una incoherencia para algunos otros. Estas palabras están plagadas de sentimientos: tristeza, dolor, rabia, ilusión, pero también de aquello que algunos reconocen como razón. Este texto va y viene, no es blanco ni es negro, porque reconoce que los grises también existen y no quiere hacer ni de lo negro, ni de lo privado, ni de lo colectivo, ni de la emocionalidad la parte devaluada del dualismo.

Estas letras recuerdan a mi padre, a Jaime Gómez, luego de cuatro años de haber sido desaparecido. Si, este es mi ritual, un ritual al que me veo avocada por la decisión sucia y absurda de otros, pero que asumo como mi deber de amor y de matria. Estas palabras hiladas en una continua pregunta por Colombia, expresan mi sensación de ser un vidrio roto, un vidrio al que una piedra lanzada con las manos del poder, de lo injusto y lo violento lo desmorona, lo hacen añicos, pero cuyas partes constitutivas siguen regadas en la madre tierra. Y estas palabras también son escritas desde mis múltiples seres, desde mis múltiples pedazos de vidrio desarticulado en los que no ha dejado de asomar la esperanza por otro país.

Uno es un vidrio roto, y supongo que no soy la única, cuando la violencia pero también la desesperanza y la desilusión lo tocan, cuando uno ve que el país parece sumirse en un continuo de represión, de dictadura, de miedo, de cooptación y de falta de alternativas. Uno es un vidrio roto cuando observa que mucha gente, demasiada, finca sus esperanzas en una sola persona, en un Creonte desfachatado que ya sabe guardar la postura. Pero uno no sabe si es un vidrio roto o demasiado pisoteado cuando Creonte se aferra al poder, incluso figurándose su propio subordinado, buscando burlar las normas, la Constitución, y al pueblo soberano. Creonte no quiere ser más Creonte sino que incluso ha querido ser vicepresidente! Dictadura humana que se aferra al poder hasta sin decencia!

Pero el problema no es solo Creonte, sino su proyecto. Un proyecto fincado en lo que es una incoherencia para la libertad humana: la Seguridad Democrática. Una Seguridad que desaparece, asesina, acribilla para construir falsos positivos y perdonar criminales. Un proyecto asentado en la pretensión, aún no lograda, de controlar todas las instituciones del Estado, de cambiar el modelo de gobierno, de formalizar una dictadura disfrazaba de democracia y sustentada en un Estado de opinión, que no opina, repite. Un proyecto que no asume a los ciudadanos como seres pensante, que no fomenta el ciudadano deliberativo sino el ciudadano sapo y pone quejas.

El proyecto de Uribe en su Estado de opinión es que todo colombiano crea que es pensante y autónomo llamando a quejarse de los servicios de salud, pero sin poder transformar realmente la situación estructural que ha hecho de ese derecho un privilegio. Es la noción del ciudadano hegemónico construido desde la simplona idea de la igualdad liberal que delata y ayuda a construir la censura con la que nos han educado, la disciplina que limita la libertad humana, el miedo y el señalamiento internalizado que permite que los proyectos fascistas se internalice en todos, un ciudadano convencido de que Creonte y su proyecto son sagrados.

Creonte y su proyecto, que se extiende en Santos, en Arias, en el Partido de la U, es un proyecto construido a base de mentiras, de trampa, de sangre, de miedo. Entiéndase bien: miedo. A nosotros y a nosotras nos han interiorizado el miedo de manera directa como en cualquier dictadura desde estrategias cotidianas, institucionalizadas, algunas explícitas y otras menos evidentes. De la construcción de una sociedad miedosa y autoritaria hacen parte las estrategias del DAS y las chuzadas, los seguimientos, las amenazas, los montajes y la intromisión a la vida privada de las que muchos hemos sido objeto, incluido tu, padre. Pero esta sociedad que ha construido un sentido común del miedo: el miedo a la guerra, al conflicto, a la otredad, a las guerrillas, no se da cuenta que ese sentido común no es tan común porque es impuesto. El sentido común del proyecto uribista dice que la paz se consigue con guerra. En ocho años Uribe no logro acabar con las guerrillas y ni siquiera con los paramilitares! ¿Será que ese si es el camino? ¿Será que el camino es la disciplina de la desconfianza y el señalamiento al que nos obligan los derechistas? ¿Será que la emancipación humana, la libertad se consiguen por esos caminos?

Papi, si, a veces me siento un vidrio roto, pero he descubierto que uno puede reconstruirse! Primero empezando por uno mismo, deshaciéndose y haciéndose de otro modo, juntando las partes, pensando distinto. Si, me dirás, los vidrios nunca después de rotos se juntan, pero yo creo que si, que eso es posible, esa es mi utopia, mi posibilidad, mi anhelo! Todos los vidrios rotos puedes reconstruirse desde el querer, desde lo individual y lo colectivo, desde los sueños, desde la posibilidad de pensar que otro mundo es posible. Los vidrios pueden rehacerse desde la práctica, desde las decisiones, como la de seguir luchando, la de buscar alternativas, la de deconstruir esa manera en que nos educan y nos siguen educando. Uno se reconstruye cuando abre posibilidades a otras formas de relacionarse con la diferencia, con la naturaleza, cuando repiensa el capitalismo y su proyecto económico devorador del medio ambiente y de los excluidos. Uno se vuelve a juntar como un vidrio, y hacerse lo más limpio posible hasta que pueda ver de manera más transparente la realidad en la que vive, cuando uno puede pensar por uno mismo y se junta con otros vidrios rotos que también quieren reconstruirse, cuando desde el dolor decide actuar y se piensa su proyecto de vida, su futuro y el de generaciones enteras. El vidrio/los vidrios se reconstruyen cuando al individualismo capitalista, liberal, moderno, se le ponen alternativas subvertoras que no se dejan tragar por la hegemonía del poder que incluso, a más de uno de izquierda lo seducen.

Papi, pasaron cuatro años desde que te llevaron y para mi este país sigue igual e incluso peor. La justicia en el caso de tu desaparición y asesinato no asomaron, pero como hacerlo si tu partida tiene relación con el proyecto fascista que permitió a Uribe subir al poder por segunda vez! Junto a ti y a las y los otros asesinados, que siguen vivos, que siguen presentes, que rondan nuestros pensamientos y construyen con nosotras y nosotros, vuelvo a decir y a convocar: NI UN VOTO POR LA PROFUNDIZACION DE LA GUERRA NI LA CONSOLIDACION DEL FASCISMO Y LA DERECHA!

Antígona Gómez

NO AL OLVIDO, PORQUE NO QUIERO!!!