Hoy estamos aquí como hijas de una historia de dolor y vulneraciones que no decidimos vivir. Nuestros padres, Jaime Gómez y Guillermo Rivera fueron desaparecidos en Bogotá, la capital del país. Su historia no ocurrió hace cuarenta años, tuvo lugar en el siglo XXI. Nosotras sabemos que la desaparición no es parte del pasado, es parte del presente de las calles por las que todos y todas caminamos, y sigue siendo parte del futuro mientras se mantenga invisible a los ojos de las y los colombianos.
Hoy estamos aquí con ustedes, como ustedes han estado en muchos momentos con nosotras. Hoy queremos que nuestros padres estén presentes en nuestra memoria y en nuestros corazones, para hacer visibles sus luchas, sus opciones de vida, sus contribuciones y a ellos como los seres humanos que fueron. Hoy combatimos contra los efectos de la desaparición forzada, que es desaparecer a nuestros seres queridos y sus aportes a otro país.
Hoy estamos aquí después de haber optado por este camino, por un camino de dignidad y de lucha, por un camino que nos lleva a exigir verdad y justicia, y a encontrar en la memoria y el rechazo social a la impunidad un trayecto entre otros para construir un país distinto en este presente y en el futuro por venir. Estamos en este lugar por nuestros padres, pero también por nosotras mismas y nuestras familias, quienes hemos visto vulnerados nuestros derechos, y estamos aquí por una sociedad que debe ser pensada desde principios éticos como el respecto a la vida y a las diferencias.
Hoy queremos reconocer en nuestros padres una historia mucho más general de la izquierda y de los movimientos sociales. No los vemos a ellos ni a sus luchas con ojos acríticos. No hemos hecho de ellos héroes y tampoco queremos vivir de ausencias físicas o de diálogos pendientes. Reconocemos quienes fueron en sus cualidades y defectos, en sus debilidades y fortalezas, en la manera como fueron construidos como hombres de la izquierda. Reconocemos en ellos seres humanos que se la jugaron por un mundo distinto, hombres abnegados a una lucha en la que concebían como hijos e hijas a toda una sociedad y no solo a nosotras, a nuestra hermano y hermana - Sebastián y Gabriela -.
Hoy miramos con ojos críticos la historia de la izquierda y de nuestros padres. Por eso reconocemos en Guillermo y Jaime esos seres capaces del diálogo, del no sectarismo y dogmatismo, del reconocimiento de la diferencia y de miradas más globales y menos parroquiales. Saludamos su radicalidad con un proyecto de izquierda que no terminara atrapado en el modelo de sociedad impuesto y que tuviera la capacidad de articularse con otras posiciones políticas distintas para el logro de objetivos comunes y emancipatorios.
Hoy queremos agradecer a nuestros padres por habernos dado la vida, a nuestras abuelas Ana Elvia y Natividad por traerlos al mundo y acompañarnos en esta historia de dignidad, a todas nuestras familias, a nuestro hermano Sebastián y a nuestra hermana Gabriela, a todas y todos los que siempre han estado con nosotras y tienen conciencia de lo deplorable de la desaparición forzada, al resto de hijos e hijas por la memoria y contra la impunidad con quienes tenemos un horizonte de lucha, y a Jorge Villa y Raúl Osorio por hacer posible imágenes y pensamientos para la memoria, la lucha y la dignidad.
Diana y Shaira
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