Voy caminando, sigo caminando, no me detengo, no nos detenemos. Sigo mirando atrás y allí te veo, caminando junto a mi un 20 de marzo. Ese fue el último día que te vi de pie, ese fue el último día que sentí tus abrazos. Sigo caminando, seguimos caminando y miro hacia la izquierda y allí te veo. Estoy buscando por todos lados hacia donde va mi camino – entonces giro, a veces retrocedo, a veces me salto hacia el futuro, a veces me quedo en el presente y lo vivo con intensidad -. Estoy explorando hacia donde va la lucha por la justicia, por un mundo distinto, por una sociedad en la que los pospuestos tengamos posibilidad de ser desde lo que queremos ser, y no desde lo que nos han impuesto. Sigo caminando, me busco, busco mis caminos, mis maneras, las posibilidades de luchar, de lograr cambios y de ser feliz.
Mientras voy caminando me encuentro con muchas y muchos que me ratifican la necesidad de seguir haciendo, de seguir hablando y construyendo desde la dignidad, desde lo rebelde, desde lo nuevo, desde lo indeterminado, desde la incertidumbre … para hacer de las rabias milenarias que producen las injusticias, para hacer de la violencia que se nos ha impuesto como lógica de vida, para hacer de la crisis en la que se encuentra este mundo y en especial Colombia, una posibilidad para soñar con lo imposible, para imaginar otros mundos, para imaginar otras relaciones con las y los otros, con nosotras y nosotros mismos.
Voy caminando y a veces me detengo. Me detengo y pienso, me detengo y me escucho desde adentro, me detengo y siento, dejándome sentir me peleo la posibilidad de ser feliz, porque la lucha contra la dominación está también cruzada por la conquista de la felicidad.
Mientras voy caminado – llevo seis años caminando por un rumbo distinto sin parar aunque a veces me quede quieta – me voy preguntando, me voy sintiendo, te voy sintiendo, voy sintiendo al mundo de una manera distinta. Mientras voy caminado voy reconociendo que el profundo amor que me une a ti desde antes de nacer me haría batallar muchas batallas, y voy descubriendo que ese amor no es solo hacia ti, sino que también es hacia otras y otros. Me pregunto entonces que pasaría si nos tomáramos más en serio los sentimientos, si ellos tuvieran un lugar más central en la política, en la producción de conocimiento, en las relaciones de la vida cotidiana – no para manipular sino para construir otros sentidos de la otredad, de la comunidad, de lo común, para ser y estar en este mundo desde otras racionalidades -.
Colombia, dicen algunos, es ahora el lugar del postconflicto. El Estado parece estar resolviendo, dicen otros, el problema de las victimas y de las tierras. Unos y otros dicen que la justicia está presente, que va lenta pero que existe. Retórica, manipulación de la razón, los sentidos y los sentimientos, distorsión de la realidad, imposición de una manera de sentir, de pensar y de actuar. Cooptación en algunos casos, ceguera en otros tantos, complicidad … Colombia, como otros países, sigue siendo el lugar de los despojos - no solo de la tierra, de los bienes materiales y de los derechos -, sino también de la posibilidad de ser de cada persona, de ser para si y para las y los otros, de ser en comunidad, de ser feliz.
Colombia es el país de los olvidos impuestos y de un modelo de sociedad y de justicia que ha sido el producto de una lógica de sangre. Deberíamos hacer memoria de ese trágico pasado para que LA justicia sea balanza, deje de estar ciega y aporte un sentido feminista a tanta destrucción patriarcal (capitalista y colonialista). Papi, por allí va para algunos la lucha, pensándose desde aristas a veces bien distintas a las de tus momentos de lucha, pero sin abandonar algunos de los sueños que te hicieron caminar tu particular camino.
Seis años sin verdad ni justicia, seis años en nuestros corazones y desde la memoria.
Antígona Gómez
Ver:
http://www.youtube.com/watch?v=wEgG3Np2HDQ&feature=endscreen
http://www.youtube.com/watch?v=MOoBxgEntaw
1 comentario:
Diana: gracias por compartir estas palabras y tu experiencia. Creo que tienes mucha razon: tratar de ser feliz es estar en contra de la logica del terror que impone el sistema. Eso y no olvidar son un acto esencial de amor y resistencia. Un gran abrazo. Carolina
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