Sábado, 29 de Abril de 2006
A Jaime, mi PADRE
De Diana, su niña
Hubiese querido verte de pie, caminando, darte un abrazo, verte reír y escucharnos. Tener paciencia para saber de tu propia boca y desde tu dolor que paso. Contarte todo lo que hicimos por lograr que te liberaran, que recibimos muchos correos, cartas, solidaridad, que mucha gente camino y grito a nuestro lado por tu libertad, por el respeto de tu vida y el de disentir. Muy rápido cuando supe que te habían llevado pensé que no aguantabas mucho, que primero ponías tu dignidad y acelerabas lo que tuviera que venir. Sin embargo me deje, nos dejamos atrapar por la esperanza. Creí, creímos, que era posible que estuvieras vivo. Y sí, estabas y seguirás vivo, es tú fuerza, eres tú, son tus convicciones, tus ideas, las que nos movieron a caminar, a exigir, a hablar, a quitarnos la Parca de encima aunque fatalmente en este momento histórico muchos se empeñen en que sea nuestro presente y nuestro futuro. No te pude ver de pie, tampoco tuve un cuerpo yerto que abrazar, entonces me tuve, nos tuvimos que enfrentar a la realidad, sólo trozos de ti, sólo huesos pude ver. Huesos, tristes huesos, desarticulados como está el país. Me detengo y pienso, sí, sólo huesos, pero tus huesos. Hicimos y deshicimos hasta que logramos que tu historia no fuera la misma de muchos desaparecidos. Tuvimos tus restos. Al menos eso. Y rápido. Este acto, como muchos actos, es un rito de paso, una puesta en escena que como todo lo tuyo lo reinventamos. Al estar en construcción puede tener muchos desenlaces, como nos gusta lo colectivo, lo que pase de hoy en adelante puede ser resultado de un libreto construido entre todas y todos. Por ahora tres actos.
Acto I. Jaime el humanista
Jaime, mi padre, nuestro padre, el esposo, el hijo, el hermano, el tío, el primo, el amigo, el ciudadano era / es el comprometido con la democracia. Jaime, el que creció con algunas privaciones y ganas que brotaban desde sus entrañas por ayudar a la gente fue el hombre coherente que se dio la vida que quiso darse. Es el bacan. Es el padre que es amigo, es el amigo que es solidario, es el hombre solidario que es comprometido. El sindicalista, el Concejal, el activista social, el político. El que ensayo opciones y quizás por eso nunca dogmático ni sectario. El que amo a más no poder, era un intelectual, un autodidacta, hecho a pulso, con esfuerzo. El amante de la música de Chopin, Mozart, Beethoven, del jazz, del son cubano, el tango “la vida fue y será una porquería ya lo sé, en el 2000 también ...”, la salsa, el bolero … Jaime, el que no temía hacer el oso, el sarcástico, el hombre inteligente. El amante del cine, el artista frustrado. El aprendiz de piano, el soñador de teatro. No es sólo uno el Jaime por recordar y reivindicar, multidimensional fue el hombre que leyendo aprendió a leer y releer a Marx, al marxismo, a pensar y re-pensar el socialismo, la democracia, las reivindicaciones de los trabajadores, la lucha de clases, las demandas de las identidades y a Latinoamérica. Jaime, el que siempre ha sido de izquierda, el opositor del presente con la pluma y las palabras construía desde su vida cotidiana una sociedad más justa y real. Ese es el Jaime que tiene dos hijos de dos madres diferentes y una compañera con quien decidió no tenerlos, es el hombre que consecuente con su pensamiento nos invito a reinventar el concepto de familia. Sí, somos subversores, eso somos. Jaime, el de ese cajón triste, trágico y fatal, es el mismo que no dejaba de hacernos bromas a Sebastián y a mí para desde ellas invitarnos a dar todo de sí, a construir nuestro futuro, a decidirlo, a labrarlo. Es el mismo Jaime que le decía a la abuela “madre” con ternura y le tenía paciencia. El mismo tío brusco que brindaba amor y consejos permanentes. El amigo del que siempre la gente tuvo apoyo. El hermano mayor que reflejaba autoridad pero por amor, no por miedo. El primo cómplice, el ciudadano, el buscador de alternativas. Al que aquí le ratificamos la promesa, de cómo hermanos, Sebastián y yo, siempre estar unidos. Y a quien le digo, le decimos, que está familia se mantendrá unida y que Lelys, su compañera, su amiga, será mi amiga. Jaime fue asesinado, pero no se llevan con su cuerpo su legado, un humanista más sigue vivo en las ideas que aunque no se quiera siempre están vivas. Te quiero papi. Gracias por todo lo que me has dado.
II Acto. El país que nos tocó.
¿No habrá manera de que Colombia
en lugar de matar a sus hijos los haga dignos de vivir?
Si Colombia no puede responder a esta pregunta,
entonces profetizo una tragedia: “Desquite” resucitará,
y la tierra volverá a ser regada de sangre, dolor y lágrimas”
(Gonzalo Arango, poema dejado sobre
la tumba del “Capitán Desquite”, 1964).
Guerra, maldita guerra. Poder, maldito poder. Esta sociedad no es viable sino profundizamos la democracia para radicalizarla. Sino re-aprendemos el sentido político y ético de la vida, sino privilegiamos la palabra, el debate, las discusiones argumentadas, y sino, entre otras cosas, reinventamos la acción colectiva. Reivindico con nombre propio, como Diana Gómez, el diálogo y no la utilización de hechos violentos degradantes de la condición humana. Reivindico la NoViolencia no desde la ahistoricidad o esencialismos, lo hago desde nuestro presente. No se trata de permitir que a mansalva nos maten, pero tampoco de prolongar un maldito círculo vicioso, de alimentar desde el odio y la venganza muerte, porque muerte trae muerte. Es la acción colectiva articulada, global, de clase, identidades, condiciones, redistributiva y de reconocimiento la que puede permitir que este país no se siga sumando en divisiones tajantes, innecesarias, en dogmatismos, sectarimos, dictaduras y violaciones permanentes de nuestros derechos. ¿Cómo construir un futuro luego de caminar por tanta barbarie? Vamos a exigir condiciones para vivir en este país, vamos a exigir la soberanía, la dignidad, la redistribución de la riqueza, el respeto a la vida, el cese de la impunidad, la reconciliación, la viabilidad, condiciones para las elecciones, porque entre otras cosas es lo que no tenemos. Pero digo, propongo, sin desesperarnos, desde la vía democrática, desde este tipo de oposición, desde el respeto y entendimiento de los derechos individuales y colectivos, desde el pleno disfrute de las subjetividades, las opciones sexuales, religiosas y de vida. Vamos a exigir que en este país podamos vivir y tener condiciones para hacerlo. No queremos más colombianas y colombianos desarraigados por la violencia y por la falta de oportunidades para desarrollar sus potencialidades. Queremos a la tía Marlen, a Magda, a Camilo, Javier, Paula, Angie y los chicos aquí, con posibilidades brindadas por un Estado Social de Derecho. Queremos el derecho a vivir sin miedo, en nuestra tierra, para cumplir nuestros sueños. Queremos un país sin desapariciones, sin secuestros, sin torturas. Quiero saber que construimos paso a paso, palmo a palmo condiciones para que no cunda el odio, la desesperanza, el ansia de poder y la desesperación. Las cuatro conducen a la profundización de la guerra, esta a la muerte, esta al caos. Herida de muerte no quiero más muertes, ni la mía. Papi, seguiremos hablando, debatiendo, las ideas nunca mueren, Marx está en mí como en ti, por eso seguiré soñando, construyendo desde utopías.
Acto III. El futuro. Verdad, Justicia y Reparación históricas.
No quería ser una Antígona, pero me tocó. No querías morir así ni tan joven, pero te tocó. No querías que te enterraran, pero te tocó. No queríamos quedarnos tan rápido sin padre pero nos tocó. No queremos ver más sangre, más muertos a mansalva, más madres llorando hijos devorados por el odio, el poder, la intolerancia. No queremos más esposas guardando la mitad de una cama que no volverá a ocupar el mismo cuerpo. No queremos más guerra, no quiero llenarme de odio pero no puedo conformarme con mentiras. Quiero, más adelante, como resultado de procesos, una sociedad reconciliada pero que no pisotee nuestros derechos a la Verdad, la Justicia y la Reparación. No soy, ni seré una víctima sobreviviente que se niegue a la construcción de un mejor país, pero no a costa del olvido. Milan Kundera dice: “la lucha de un pueblo contra el poder, es la lucha de la memoria contra el olvido”. Dura, oscura, gris, fría como la muerte es nuestra realidad, pero no por ello inmanejable, al país como al Ave Fénix le toca resurgir de las cenizas, esas cenizas que han dejado torturas, mutilaciones, asesinatos a mansalva, bombas, atentados, emboscadas, tomas. Yo no pedí nacer en este país, pero sé que podemos ayudar a construir uno mejor, menos impune, más humano, más solidario, más conciente, más ecuánime, pasional, pero por la vida, no por la muerte. Sin memoria histórica no hay identidad histórica. Sin verdad no hay memoria. Sin Justicia y sin Reparación no hay confianza. Sin una gran proporción de ellas no hay reconciliación. Padre, Jaime, mi amigo … te amo, tu muerte no es en vano ni tampoco quedará impune. Aunque mi ánimo y mis energías están casi agotadas en algún paraje junto a ti recargaré mis fuerzas, tomaré un poco de cada persona que nos rodea y extraeré desde sueños toda esa otra que te quedaba. Quizás, entonces, me deje contagiar de nuevo por la esperanza. Ni a tu madre, ni a ti y quizás a mi tampoco nos toque el país que soñamos y por el que siempre hemos luchado, pero a lo mejor, quien sabe, a la generación que viene, a la de tus pequeños sobrinos, les sonría este país. Pero escuchen todas y todos, sí queremos una mejor Colombia debemos construirla, pensar, actuar. No tragar entero. Decidir, analizar y de nuevo actuar. Para terminar hoy, porque acabo de decidir que no parare, quiero plantear, pensando en nuestro futuro más próximo lo siguiente: 1. Te mataron, no hay garantías para el ejercicio de la oposición, así tal cual las condiciones actuales, las elecciones presidenciales no son legítimas. 2. Te torturaron, la Seguridad Democrática no sirve, o sólo sirve para algunos, para quienes han matado a mansalva, han violado y siguen violando mujeres, para los poderosos, los ricos que se dividen este país como una torta. 3. Hemos alzado la voz, tememos por nuestras vidas, no más Gómez muertos, no más gente de Poder Ciudadano y de la oposición asesinada. La profundización de la guerra como opción política contribuye a la existencia de actos violentos, de intimidaciones, de miedos, nos lleva a sumarnos más profundamente en la barbarie. 4. Siempre proponías algo, hay que actuar, esto es una obra de teatro, cada quien decide si se queda o no de espectador y a que personaje le da su apoyo. Yo se lo doy a ese/esa que es ideas, que es palabras, que habla, que debate, que expresa, que no teme a las disidencias y a las confrontaciones. Papi, ¿recuerdas la última obra de teatro que vimos el sábado antes de que te desaparecieran?, Crimen y castigo. Y el castigo también es personal.
Para un hasta pronto, nota: Léase entre líneas, no creo en la opción de Álvaro Uribe. No, mejor, no entre líneas, lo digo de frente como me enseño mi padre y por él, ni un voto por la profundización de la guerra. Que quede claro, esto es oposición desde las palabras no desde la violencia. Si me quieren responder escucho argumentos, espero no recibir balas.
Del deseo al hecho, de las acciones al deseo. Jaime Gómez, mi padre, siempre estará vivo.
A Jaime, mi PADRE
De Diana, su niña
Hubiese querido verte de pie, caminando, darte un abrazo, verte reír y escucharnos. Tener paciencia para saber de tu propia boca y desde tu dolor que paso. Contarte todo lo que hicimos por lograr que te liberaran, que recibimos muchos correos, cartas, solidaridad, que mucha gente camino y grito a nuestro lado por tu libertad, por el respeto de tu vida y el de disentir. Muy rápido cuando supe que te habían llevado pensé que no aguantabas mucho, que primero ponías tu dignidad y acelerabas lo que tuviera que venir. Sin embargo me deje, nos dejamos atrapar por la esperanza. Creí, creímos, que era posible que estuvieras vivo. Y sí, estabas y seguirás vivo, es tú fuerza, eres tú, son tus convicciones, tus ideas, las que nos movieron a caminar, a exigir, a hablar, a quitarnos la Parca de encima aunque fatalmente en este momento histórico muchos se empeñen en que sea nuestro presente y nuestro futuro. No te pude ver de pie, tampoco tuve un cuerpo yerto que abrazar, entonces me tuve, nos tuvimos que enfrentar a la realidad, sólo trozos de ti, sólo huesos pude ver. Huesos, tristes huesos, desarticulados como está el país. Me detengo y pienso, sí, sólo huesos, pero tus huesos. Hicimos y deshicimos hasta que logramos que tu historia no fuera la misma de muchos desaparecidos. Tuvimos tus restos. Al menos eso. Y rápido. Este acto, como muchos actos, es un rito de paso, una puesta en escena que como todo lo tuyo lo reinventamos. Al estar en construcción puede tener muchos desenlaces, como nos gusta lo colectivo, lo que pase de hoy en adelante puede ser resultado de un libreto construido entre todas y todos. Por ahora tres actos.
Acto I. Jaime el humanista
Jaime, mi padre, nuestro padre, el esposo, el hijo, el hermano, el tío, el primo, el amigo, el ciudadano era / es el comprometido con la democracia. Jaime, el que creció con algunas privaciones y ganas que brotaban desde sus entrañas por ayudar a la gente fue el hombre coherente que se dio la vida que quiso darse. Es el bacan. Es el padre que es amigo, es el amigo que es solidario, es el hombre solidario que es comprometido. El sindicalista, el Concejal, el activista social, el político. El que ensayo opciones y quizás por eso nunca dogmático ni sectario. El que amo a más no poder, era un intelectual, un autodidacta, hecho a pulso, con esfuerzo. El amante de la música de Chopin, Mozart, Beethoven, del jazz, del son cubano, el tango “la vida fue y será una porquería ya lo sé, en el 2000 también ...”, la salsa, el bolero … Jaime, el que no temía hacer el oso, el sarcástico, el hombre inteligente. El amante del cine, el artista frustrado. El aprendiz de piano, el soñador de teatro. No es sólo uno el Jaime por recordar y reivindicar, multidimensional fue el hombre que leyendo aprendió a leer y releer a Marx, al marxismo, a pensar y re-pensar el socialismo, la democracia, las reivindicaciones de los trabajadores, la lucha de clases, las demandas de las identidades y a Latinoamérica. Jaime, el que siempre ha sido de izquierda, el opositor del presente con la pluma y las palabras construía desde su vida cotidiana una sociedad más justa y real. Ese es el Jaime que tiene dos hijos de dos madres diferentes y una compañera con quien decidió no tenerlos, es el hombre que consecuente con su pensamiento nos invito a reinventar el concepto de familia. Sí, somos subversores, eso somos. Jaime, el de ese cajón triste, trágico y fatal, es el mismo que no dejaba de hacernos bromas a Sebastián y a mí para desde ellas invitarnos a dar todo de sí, a construir nuestro futuro, a decidirlo, a labrarlo. Es el mismo Jaime que le decía a la abuela “madre” con ternura y le tenía paciencia. El mismo tío brusco que brindaba amor y consejos permanentes. El amigo del que siempre la gente tuvo apoyo. El hermano mayor que reflejaba autoridad pero por amor, no por miedo. El primo cómplice, el ciudadano, el buscador de alternativas. Al que aquí le ratificamos la promesa, de cómo hermanos, Sebastián y yo, siempre estar unidos. Y a quien le digo, le decimos, que está familia se mantendrá unida y que Lelys, su compañera, su amiga, será mi amiga. Jaime fue asesinado, pero no se llevan con su cuerpo su legado, un humanista más sigue vivo en las ideas que aunque no se quiera siempre están vivas. Te quiero papi. Gracias por todo lo que me has dado.
II Acto. El país que nos tocó.
¿No habrá manera de que Colombia
en lugar de matar a sus hijos los haga dignos de vivir?
Si Colombia no puede responder a esta pregunta,
entonces profetizo una tragedia: “Desquite” resucitará,
y la tierra volverá a ser regada de sangre, dolor y lágrimas”
(Gonzalo Arango, poema dejado sobre
la tumba del “Capitán Desquite”, 1964).
Guerra, maldita guerra. Poder, maldito poder. Esta sociedad no es viable sino profundizamos la democracia para radicalizarla. Sino re-aprendemos el sentido político y ético de la vida, sino privilegiamos la palabra, el debate, las discusiones argumentadas, y sino, entre otras cosas, reinventamos la acción colectiva. Reivindico con nombre propio, como Diana Gómez, el diálogo y no la utilización de hechos violentos degradantes de la condición humana. Reivindico la NoViolencia no desde la ahistoricidad o esencialismos, lo hago desde nuestro presente. No se trata de permitir que a mansalva nos maten, pero tampoco de prolongar un maldito círculo vicioso, de alimentar desde el odio y la venganza muerte, porque muerte trae muerte. Es la acción colectiva articulada, global, de clase, identidades, condiciones, redistributiva y de reconocimiento la que puede permitir que este país no se siga sumando en divisiones tajantes, innecesarias, en dogmatismos, sectarimos, dictaduras y violaciones permanentes de nuestros derechos. ¿Cómo construir un futuro luego de caminar por tanta barbarie? Vamos a exigir condiciones para vivir en este país, vamos a exigir la soberanía, la dignidad, la redistribución de la riqueza, el respeto a la vida, el cese de la impunidad, la reconciliación, la viabilidad, condiciones para las elecciones, porque entre otras cosas es lo que no tenemos. Pero digo, propongo, sin desesperarnos, desde la vía democrática, desde este tipo de oposición, desde el respeto y entendimiento de los derechos individuales y colectivos, desde el pleno disfrute de las subjetividades, las opciones sexuales, religiosas y de vida. Vamos a exigir que en este país podamos vivir y tener condiciones para hacerlo. No queremos más colombianas y colombianos desarraigados por la violencia y por la falta de oportunidades para desarrollar sus potencialidades. Queremos a la tía Marlen, a Magda, a Camilo, Javier, Paula, Angie y los chicos aquí, con posibilidades brindadas por un Estado Social de Derecho. Queremos el derecho a vivir sin miedo, en nuestra tierra, para cumplir nuestros sueños. Queremos un país sin desapariciones, sin secuestros, sin torturas. Quiero saber que construimos paso a paso, palmo a palmo condiciones para que no cunda el odio, la desesperanza, el ansia de poder y la desesperación. Las cuatro conducen a la profundización de la guerra, esta a la muerte, esta al caos. Herida de muerte no quiero más muertes, ni la mía. Papi, seguiremos hablando, debatiendo, las ideas nunca mueren, Marx está en mí como en ti, por eso seguiré soñando, construyendo desde utopías.
Acto III. El futuro. Verdad, Justicia y Reparación históricas.
No quería ser una Antígona, pero me tocó. No querías morir así ni tan joven, pero te tocó. No querías que te enterraran, pero te tocó. No queríamos quedarnos tan rápido sin padre pero nos tocó. No queremos ver más sangre, más muertos a mansalva, más madres llorando hijos devorados por el odio, el poder, la intolerancia. No queremos más esposas guardando la mitad de una cama que no volverá a ocupar el mismo cuerpo. No queremos más guerra, no quiero llenarme de odio pero no puedo conformarme con mentiras. Quiero, más adelante, como resultado de procesos, una sociedad reconciliada pero que no pisotee nuestros derechos a la Verdad, la Justicia y la Reparación. No soy, ni seré una víctima sobreviviente que se niegue a la construcción de un mejor país, pero no a costa del olvido. Milan Kundera dice: “la lucha de un pueblo contra el poder, es la lucha de la memoria contra el olvido”. Dura, oscura, gris, fría como la muerte es nuestra realidad, pero no por ello inmanejable, al país como al Ave Fénix le toca resurgir de las cenizas, esas cenizas que han dejado torturas, mutilaciones, asesinatos a mansalva, bombas, atentados, emboscadas, tomas. Yo no pedí nacer en este país, pero sé que podemos ayudar a construir uno mejor, menos impune, más humano, más solidario, más conciente, más ecuánime, pasional, pero por la vida, no por la muerte. Sin memoria histórica no hay identidad histórica. Sin verdad no hay memoria. Sin Justicia y sin Reparación no hay confianza. Sin una gran proporción de ellas no hay reconciliación. Padre, Jaime, mi amigo … te amo, tu muerte no es en vano ni tampoco quedará impune. Aunque mi ánimo y mis energías están casi agotadas en algún paraje junto a ti recargaré mis fuerzas, tomaré un poco de cada persona que nos rodea y extraeré desde sueños toda esa otra que te quedaba. Quizás, entonces, me deje contagiar de nuevo por la esperanza. Ni a tu madre, ni a ti y quizás a mi tampoco nos toque el país que soñamos y por el que siempre hemos luchado, pero a lo mejor, quien sabe, a la generación que viene, a la de tus pequeños sobrinos, les sonría este país. Pero escuchen todas y todos, sí queremos una mejor Colombia debemos construirla, pensar, actuar. No tragar entero. Decidir, analizar y de nuevo actuar. Para terminar hoy, porque acabo de decidir que no parare, quiero plantear, pensando en nuestro futuro más próximo lo siguiente: 1. Te mataron, no hay garantías para el ejercicio de la oposición, así tal cual las condiciones actuales, las elecciones presidenciales no son legítimas. 2. Te torturaron, la Seguridad Democrática no sirve, o sólo sirve para algunos, para quienes han matado a mansalva, han violado y siguen violando mujeres, para los poderosos, los ricos que se dividen este país como una torta. 3. Hemos alzado la voz, tememos por nuestras vidas, no más Gómez muertos, no más gente de Poder Ciudadano y de la oposición asesinada. La profundización de la guerra como opción política contribuye a la existencia de actos violentos, de intimidaciones, de miedos, nos lleva a sumarnos más profundamente en la barbarie. 4. Siempre proponías algo, hay que actuar, esto es una obra de teatro, cada quien decide si se queda o no de espectador y a que personaje le da su apoyo. Yo se lo doy a ese/esa que es ideas, que es palabras, que habla, que debate, que expresa, que no teme a las disidencias y a las confrontaciones. Papi, ¿recuerdas la última obra de teatro que vimos el sábado antes de que te desaparecieran?, Crimen y castigo. Y el castigo también es personal.
Para un hasta pronto, nota: Léase entre líneas, no creo en la opción de Álvaro Uribe. No, mejor, no entre líneas, lo digo de frente como me enseño mi padre y por él, ni un voto por la profundización de la guerra. Que quede claro, esto es oposición desde las palabras no desde la violencia. Si me quieren responder escucho argumentos, espero no recibir balas.
Del deseo al hecho, de las acciones al deseo. Jaime Gómez, mi padre, siempre estará vivo.
Diana Marcela Gómez Correal
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