Bogotá, 22 de abril
5:00 a.m.
Hoy escribo con rabia y miedo. No es rabia de odio, no es miedo que paraliza. Es miedo a la indiferencia, a la complicidad del silencio, a lo cotidiana que se ha vuelto la violencia, la privación de los derechos, es miedo a lo permisivos que somos ante estos hechos. No es miedo a que por hablar me maten, me produce rabia el miedo de la gente. Es rabia al ver como nos absorbe la cotidianidad y escuchar que nos insinúan: ¡y uno sin poder hacer nada! ¡Crees que nada!, exclama con rabia, dolor e ironía Lelys. Sí, resulta que es nada si te quedas es casa y no nos acompañas a caminar, a gritar, nada sino utilizas tus manos para en cinco minutos escribir una carta al presidente, a las Embajadas de Colombia en el exterior, a las organizaciones de derechos humanos exigiendo que se respete el derecho a la vida y la libertad de Jaime porque él eres tú. Él es un ciudadano, tú eres un ciudadano. Tengo miedo y me produce rabia pensar que Mirringa, la gata de Lelys y mi papá, sea la única que siempre nos acompañe. Así me da más miedo porque Mirringa sólo se queda en casa, no le gusta salir, ¿entonces, con quién saldremos a exigir y a construir? Juanita hace unos días me decía que no había que dar las gracias por algo que eran responsabilidades. De ahora en adelante de manera atrevida con mis gestos felicitaré a quienes ejercen su ciudadanía, a quienes buscan aportar a un mejor país, a quienes no son aguas tibias y “acomodados” sino radicales. Como feminista he aprendido a quitarle esa connotación peyorativa a la palabra. Radicales, entiéndase comprometido, apasionado, no fanático. Radicales porque quiero alcanzar una democracia radical desde la acción colectiva. ¿Por qué le cuesta tanto movilizarse a esta sociedad? Está bien, aparte de que ya nos acostumbramos a vivir con la Parca a cuestas, a que la vida vale de 10.000 pesos pa’ bajo, a tragar entero y a que otros piensen por nosotros, ¡nada más cómodo!; puede ser que entre semana tengamos mucho trabajo, estudio, cosas en casa. Sin embargo espero que este PRIMERO de mayo que es FESTIVO, le apostemos a mostrarle a este país, a los otros ciudadanos que nos los mueve ni que una bomba les caiga encima y a la clase gobernante que le gusta el poder para sus beneficios sin importan los métodos; que NO ESTAMOS DE ACUERDO con la violación de los derechos fundamentales, que queremos condiciones para las elecciones, para el ejercicio de la democracia, que QUEREMOS y que en consecuencia ACTUAMOS, por un mejor país. Movilizarse es caminar en multitud, pero también es hacerse escuchar en masa. En la lucha por una sociedad mejor los métodos, las consignas, las acciones, los repertorios tienen que ser renovados. ¿Por qué no usar los mass media que tenemos a mano? ¿Por qué no aprovechar la internet que tiene alcance mundial sin que nos cueste mucho? Ustedes perdonaran el tono de este escrito, ayer se cumplió por fecha un mes en el que no sé nada de mi papá. Nada es nada. Anoche tenía miedo de cansarme, pero me he dado cuenta que la responsabilidad como hija y ciudadana no me deja. Les escribo esta carta a las 5 a.m., otro día empieza. Mejor olviden el perdón y entiendan esto como una invitación reiterada, actúo en consecuencia, o eso trato, mi padre me enseño a no quedarme callada. Nos vemos el martes a las 5 p.m. en la Plazoleta de las Nieves para el consabido Planton. Esperamos podamos portar todas y todos un distintivo el PRIMERO DE MAYO que exprese a una sola voz QUEREMOS A JAIME VIVO Y YA, ANTES DE ELECCIONES. QUEREMOS QUE DESAPAREZCAN LAS DESAPARICIONES. DEL DESEO AL HECHO, DE LAS ACCIONES AL DESEO.
Con cariño,
Diana M. Gómez.
5:00 a.m.
Hoy escribo con rabia y miedo. No es rabia de odio, no es miedo que paraliza. Es miedo a la indiferencia, a la complicidad del silencio, a lo cotidiana que se ha vuelto la violencia, la privación de los derechos, es miedo a lo permisivos que somos ante estos hechos. No es miedo a que por hablar me maten, me produce rabia el miedo de la gente. Es rabia al ver como nos absorbe la cotidianidad y escuchar que nos insinúan: ¡y uno sin poder hacer nada! ¡Crees que nada!, exclama con rabia, dolor e ironía Lelys. Sí, resulta que es nada si te quedas es casa y no nos acompañas a caminar, a gritar, nada sino utilizas tus manos para en cinco minutos escribir una carta al presidente, a las Embajadas de Colombia en el exterior, a las organizaciones de derechos humanos exigiendo que se respete el derecho a la vida y la libertad de Jaime porque él eres tú. Él es un ciudadano, tú eres un ciudadano. Tengo miedo y me produce rabia pensar que Mirringa, la gata de Lelys y mi papá, sea la única que siempre nos acompañe. Así me da más miedo porque Mirringa sólo se queda en casa, no le gusta salir, ¿entonces, con quién saldremos a exigir y a construir? Juanita hace unos días me decía que no había que dar las gracias por algo que eran responsabilidades. De ahora en adelante de manera atrevida con mis gestos felicitaré a quienes ejercen su ciudadanía, a quienes buscan aportar a un mejor país, a quienes no son aguas tibias y “acomodados” sino radicales. Como feminista he aprendido a quitarle esa connotación peyorativa a la palabra. Radicales, entiéndase comprometido, apasionado, no fanático. Radicales porque quiero alcanzar una democracia radical desde la acción colectiva. ¿Por qué le cuesta tanto movilizarse a esta sociedad? Está bien, aparte de que ya nos acostumbramos a vivir con la Parca a cuestas, a que la vida vale de 10.000 pesos pa’ bajo, a tragar entero y a que otros piensen por nosotros, ¡nada más cómodo!; puede ser que entre semana tengamos mucho trabajo, estudio, cosas en casa. Sin embargo espero que este PRIMERO de mayo que es FESTIVO, le apostemos a mostrarle a este país, a los otros ciudadanos que nos los mueve ni que una bomba les caiga encima y a la clase gobernante que le gusta el poder para sus beneficios sin importan los métodos; que NO ESTAMOS DE ACUERDO con la violación de los derechos fundamentales, que queremos condiciones para las elecciones, para el ejercicio de la democracia, que QUEREMOS y que en consecuencia ACTUAMOS, por un mejor país. Movilizarse es caminar en multitud, pero también es hacerse escuchar en masa. En la lucha por una sociedad mejor los métodos, las consignas, las acciones, los repertorios tienen que ser renovados. ¿Por qué no usar los mass media que tenemos a mano? ¿Por qué no aprovechar la internet que tiene alcance mundial sin que nos cueste mucho? Ustedes perdonaran el tono de este escrito, ayer se cumplió por fecha un mes en el que no sé nada de mi papá. Nada es nada. Anoche tenía miedo de cansarme, pero me he dado cuenta que la responsabilidad como hija y ciudadana no me deja. Les escribo esta carta a las 5 a.m., otro día empieza. Mejor olviden el perdón y entiendan esto como una invitación reiterada, actúo en consecuencia, o eso trato, mi padre me enseño a no quedarme callada. Nos vemos el martes a las 5 p.m. en la Plazoleta de las Nieves para el consabido Planton. Esperamos podamos portar todas y todos un distintivo el PRIMERO DE MAYO que exprese a una sola voz QUEREMOS A JAIME VIVO Y YA, ANTES DE ELECCIONES. QUEREMOS QUE DESAPAREZCAN LAS DESAPARICIONES. DEL DESEO AL HECHO, DE LAS ACCIONES AL DESEO.
Con cariño,
Diana M. Gómez.
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