viernes, 2 de marzo de 2007

Carta al padre no Kafkiana

Marzo de 2006
Para: Jaime Gómez, el soñador
De: Diana, tu soñadora

Hola papi. La noche del domingo soñé contigo. Estabas recostado y me hacía a tu lado. Me abrazabas, me decías algo de teatro y marionetas. Ya casi comienza el Festival de Teatro, debe ser por eso, sabes que tenemos boletas compradas y estamos esperando que llegues pronto para disfrutar del arte en una de las tantas expresiones que te apasiona. Al salir de la función seleccionada por ti caminaremos unas calles con la tranquilidad extraña con la que disfrutamos la ciudad que nos vio nacer, crecer y ser quienes ahora somos. Llegaremos a un restaurante o un café, si hace mucho frío y es demasiado tarde tomaremos un taxi y en cualquiera de esos espacios que apropiamos rápidamente compartiremos puntos de vista sobre la obra. Cada quien tendrá algo que decir porque hemos aprendido contigo a ver el mundo con ojos críticos. Sebastián, tu hijo, que todos los días piensa en cuándo volverá su amigo, resaltará la pertinencia de la música empleada. Lelys, tu compañera, que estos días ha compartido la cama conmigo, nos hará caer en cuenta de ese detalle recóndito que completa el análisis. Tú y yo miraremos como esa pieza nos dice algo del país, yo notaré algo que tiene que ver con el género, tú nos contarás quien es el autor del guión o el director de la obra. El domingo iremos donde la abuela, ella y Pato, tu hermana, estarán pendientes de tu agua café. Almorzaremos en cualquiera de las dos mesas y tendremos noticias de tus hermanos, hermanas y el resto de la familia. Te levantarás de la mesa, tomarás de nuevo esa agua café que huele a dulce panela colombiana y te escabullirás al sofá a una siestita. Te dejaremos pasar esos 15 o 20 minutos que te reconfortan y luego miraremos las mismas fotos que nos permiten recordar que rico es gozar la vida y sentirla a plenitud como tú lo has hecho. Alguien dirá algo del país en el que nos tocó vivir y compartiremos lo duro que está todo. Algún debate surgirá y lo abordaremos con argumentos, sin desesperarnos, con palabras. Haremos balance de lo que significa concentrar el dinero en la guerra y no en lo social, las implicaciones del TLC, las dificultades que se presentaron con las últimas elecciones y las que tenemos que evitar en la coyuntura política de elección presidencial para que este país que tanto amamos y por el que luchamos pueda ser viable. Dirás con tranquilidad que aunque sin duda están difíciles las cosas en Colombia todavía se puede disentir, debatir, ser opositor, aportar desde ideales democráticos, que no te estorba tu trayectoria política, tu historia de vida, que en este país puedes pensar diferente, que por eso no te vulneran, ni te desaparecen, ni te matan. Te pararás del sofá, irás al baño y te despedirás de la abuela quien con ternura te dará un beso y te recomendará que te cuides, por supuesto, no de nadie que este perdiendo el tiempo siguiéndote, violando tu libertad, sino de este frío tan horrible que está haciendo. “Bueno, chicos (últimamente chicos y chicas), nos vamos. Tengo mucho que leer y una reunión más tarde”. Si, nos vamos, todos tenemos algo que hacer. Abrimos la puerta y salimos los cuatro: Lelys, tú, Sebas y yo. Me dejarán en la buseta, te daré un beso y te diré que te quiero, en silencio te daré las gracias por respetar mis puntos de vista. Tomarán los tres su buseta y tu te bajarás cerca de la casa de Piedad. Llegas, timbras y te sientes plácido: haces lo que quieres, cada día concretas más tu proyecto de vida y te sientes realizado. Miras atrás, no hay nadie, pero además ves un país que te brinda las garantías para la consolidación, profundización y radicalización de la democracia. Sonríes con esa expresión que esparce vida. Vives en un país en el que no torturan y no matan, allí la gente no muere por el uso de la fuerza. De nuevo ríes, estás pensando en un comentario sarcástico, bromeas y sacas partido de ese instante ...
Te amo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, te escribo como un ser anónimo ya que en este país es tenaz dar el nombre propio, me ha dolido mucho la muerte de tu padre, siempre esperé que regresara vivo, que hubiese sido un secuestro pero jamás que lo hubieran asesinado. Hoy te doy mi más sincera muestra de aprecio y ruego que tu corazón se calme y cada vez más se llene de fortaleza, nunca es fácil olvidar a padre o madre. Sigue con tu campaña para evitar el olvido y mostrarle al mundo lo que pasa en realidad en nuestra bella Colombia.

Anónimo dijo...

Con lagrimas en los ojos, me duele sentir que de veras no existe en Colombia memoria colectiva, nos acostumbramos a recordar el hecho por minimo un mes hasta escuchar otro y otro y otro.... Hoy a mi tambien me duele mi pais y me duele tu padre, desde Francia tambien te apoyo asi sea leyendo tus escritos y soñandome que estoy junto a ti tomando un cafe y escuchandote, me alegra saber que te conocen y que gracias a tu perseverancia y al no miedo como el que tenemos miles de colombianos has hecho conocer el caso de tu padre, espero que aunque el no este vivo en cuerpo siga vivo en la memoria de todos nosotros, como lo esta en la mia.

NO AL OLVIDO, PORQUE NO QUIERO!!!