martes, 20 de marzo de 2012

Seis años en el corazón

Voy caminando, sigo caminando, no me detengo, no nos detenemos. Sigo mirando atrás y allí te veo, caminando junto a mi un 20 de marzo. Ese fue el último día que te vi de pie, ese fue el último día que sentí tus abrazos. Sigo caminando, seguimos caminando y miro hacia la izquierda y allí te veo. Estoy buscando por todos lados hacia donde va mi camino – entonces giro, a veces retrocedo, a veces me salto hacia el futuro, a veces me quedo en el presente y lo vivo con intensidad -. Estoy explorando hacia donde va la lucha por la justicia, por un mundo distinto, por una sociedad en la que los pospuestos tengamos posibilidad de ser desde lo que queremos ser, y no desde lo que nos han impuesto. Sigo caminando, me busco, busco mis caminos, mis maneras, las posibilidades de luchar, de lograr cambios y de ser feliz.
Mientras voy caminando me encuentro con muchas y muchos que me ratifican la necesidad de seguir haciendo, de seguir hablando y construyendo desde la dignidad, desde lo rebelde, desde lo nuevo, desde lo indeterminado, desde la incertidumbre … para hacer de las rabias milenarias que producen las injusticias, para hacer de la violencia que se nos ha impuesto como lógica de vida, para hacer de la crisis en la que se encuentra este mundo y en especial Colombia, una posibilidad para soñar con lo imposible, para imaginar otros mundos, para imaginar otras relaciones con las y los otros, con nosotras y nosotros mismos.
Voy caminando y a veces me detengo. Me detengo y pienso, me detengo y me escucho desde adentro, me detengo y siento, dejándome sentir me peleo la posibilidad de ser feliz, porque la lucha contra la dominación está también cruzada por la conquista de la felicidad.
Mientras voy caminado – llevo seis años caminando por un rumbo distinto sin parar aunque a veces me quede quieta – me voy preguntando, me voy sintiendo, te voy sintiendo, voy sintiendo al mundo de una manera distinta. Mientras voy caminado voy reconociendo que el profundo amor que me une a ti desde antes de nacer me haría batallar muchas batallas, y voy descubriendo que ese amor no es solo hacia ti, sino que también es hacia otras y otros. Me pregunto entonces que pasaría si nos tomáramos más en serio los sentimientos, si ellos tuvieran un lugar más central en la política, en la producción de conocimiento, en las relaciones de la vida cotidiana – no para manipular sino para construir otros sentidos de la otredad, de la comunidad, de lo común, para ser y estar en este mundo desde otras racionalidades -.
Colombia, dicen algunos, es ahora el lugar del postconflicto. El Estado parece estar resolviendo, dicen otros, el problema de las victimas y de las tierras. Unos y otros dicen que la justicia está presente, que va lenta pero que existe. Retórica, manipulación de la razón, los sentidos y los sentimientos, distorsión de la realidad, imposición de una manera de sentir, de pensar y de actuar. Cooptación en algunos casos, ceguera en otros tantos, complicidad … Colombia, como otros países, sigue siendo el lugar de los despojos - no solo de la tierra, de los bienes materiales y de los derechos -, sino también de la posibilidad de ser de cada persona, de ser para si y para las y los otros, de ser en comunidad, de ser feliz.
Colombia es el país de los olvidos impuestos y de un modelo de sociedad y de justicia que ha sido el producto de una lógica de sangre. Deberíamos hacer memoria de ese trágico pasado para que LA justicia sea balanza, deje de estar ciega y aporte un sentido feminista a tanta destrucción patriarcal (capitalista y colonialista). Papi, por allí va para algunos la lucha, pensándose desde aristas a veces bien distintas a las de tus momentos de lucha, pero sin abandonar algunos de los sueños que te hicieron caminar tu particular camino.

Seis años sin verdad ni justicia, seis años en nuestros corazones y desde la memoria.

Antígona Gómez Ver: http://www.youtube.com/watch?v=wEgG3Np2HDQ&feature=endscreen http://www.youtube.com/watch?v=MOoBxgEntaw

lunes, 20 de febrero de 2012

Para ti, Sandra Viviana

El 17 de Febrero de 2012 organizaciones sociales del Sur-occidente,
familiares, amigos y amigas convocan y evocan la memoria de Sandra
Viviana Cuellar Gallego y nos juntan para sumar esfuerzos en la
movilización en exigencia de su retorno con vida, en la denuncia de la
impunidad y la ausencia de verdad que rodean estos 365 días sin su
presencia física. Hemos decidido sumarnos sin haber conocido
personalmente a Sandra Viviana, reconociendo en su labor y activismo
una de las luchas que nos hace hijos e hijas de una historia similar.

Hoy escribimos recordando las luchas de Sandra Viviana, la realidad de
la desaparición forzada en Colombia y en otros contextos como los de
México. Hoy también escribimos pensando en los desaparecidos que no
han vuelto a casa en países amigos. Con el conocimiento sobre lo que
está pasando en el resto del país en el presente, vemos con alarma
como se están generalizando las desapariciones forzadas a todos los
líderes sociales y a la ciudadanía en general. Esta siendo común, como
lo fue en otros contextos, que los cuerpos sean arrojados al mar, ríos
o selva, que se impida el derecho a enterrar aun en existencia de los
cuerpos, y que la desaparición se convierta en una estrategia de
distintos actores como los paramilitares para infundir miedo y
desactivar procesos sociales. Hacemos un llamado a ver nuestra
realidad actual y el pasado reciente, para constatar que seguimos
viviendo un conflicto armado y una guerra sucia en la que muchos
intereses entran en juego. Si algunos de nuestros padres fueron
desaparecidos en la era Uribe, Sandra Viviana Cuellar lo fue durante
el gobierno del presidente Santos, en el cual las desapariciones
generalizadas están ocurriendo. Por estas razones llamamos a un
rechazo público de la desaparición forzada y a hacer visible que es un
crimen que trasciende los gobiernos y las naciones – aunque muta –, y
que es una política de Estado y del sistema capitalista.

Desde nuestras letras y acciones hemos señalado con urgencia que no
estamos en un momento de “post-conflicto.” Nombrar la realidad
colombiana como una de post-conflicto, es una de las maneras por las
cuales los gobiernos de Uribe y Santos han buscado disfrazar una
realidad en la que siguen ocurriendo serias violaciones a los derechos
humanos, entre ellas la desaparición forzada, ejecutada por miembros
de instituciones del Estado, por paramilitares – quienes aun existen
-, y por los actores que tienen intereses económicos en las distintas
regiones de nuestro país. La noción de post-conflicto oculta el
carácter sistemático de despojo y enajenación que sigue suponiendo el
modelo económico que nos rige. Modelo que usa la naturaleza para
beneficios privados, degradando nuestro planeta, causando serios
impactos, como Sandra Viviana lo denunciaba.

Acompañamos solidariamente, con afecto y en la lucha, a los familiares
de Sandra Viviana, a sus compañeros de movimiento, a sus amigos y
amigas. Sabemos que la lucha por la desaparición forzada en nuestro
país se torna en un terreno árido en donde la ignominia de los
victimarios y del Estado toma tal refinación que se nos hace sentir
culpables a quienes clamamos por su regreso con vida. También sabemos
que a veces un ser humano, una historia de vida, termina reducida a
ser un caso, una cifra mas que da cuenta de un Estado que no vela por
la seguridad de sus ciudadanos, y que finalmente termina siendo
empleada como un “hecho” mas por ciertos especialistas, investigadores
y periodistas. Queremos acompañarles en un camino que escape de los
lugares comunes en los que nos han querido poner a los familiares y
amigos, para reconocer que la desaparición forzada existe y que cambia
la vida de manera radical no solo de la persona que desaparecen, sino
también de sus familiares, amigos y de los procesos políticos a los
que están articulados. Desde allí hablamos, desde la experiencia
vivida.

Queremos pensar con Sandra Viviana que los humedales, las cuencas de
los ríos, que la tierra puede liberarse de los intereses que secan,
atrapan, desvían y matan. Decimos con Sandra Viviana que las
comunidades deben levantarse, pensar, actuar, afirmar y construir con
la tierra y el territorio la sociedad que quieren, a la medida de sus
sueños, al ritmo de su cultura y de sus deseos. Queremos hacer con
Sandra Viviana luchas en las que se junte la etnia, la clase, el
pueblo, el sector, donde la memoria guíe los pasos, la memoria larga
de la Madre Tierra, la memoria de las luchas de los pueblos del Río
Cauca, con la suya propia y con la nuestra. Desde aquí también
hablamos, desde la lucha compartida.

Decimos con Sandra Viviana y tantos otros y otras desaparecidos en
Colombia y otros países, que estamos:

I. En busca del doliente en un país y un mundo indolente.
La tarea constante de despertar al dormido y organizarnos con el
despierto va de la mano de reencontrar un país en la dignidad, de
encontrar a los desaparecidos y sus luchas, de continuar con el
sentido de sus vidas.

II. En busca de una justicia con mas ética que sobrepase lo jurídico.
Nuestra meta no nos lleva hasta el laberinto de las formas judiciales,
las trampas de la investigación, los formalismos sin sentidos, las
palabras sin acción. Nuestras luchas no van hasta la descripción del
delito. Nosotros y nosotras buscamos el cerebro que lo piensa, el
interés que lo financia, el brazo que lo ejecuta, y el modelo que lo
sostiene. Nuestra justicia se reviste de la posibilidad de construir
el país y el mundo que ha sido negado cuando apelan a desaparecer y a
matar las luchas.

III. En busca de despojar de sentido al sin sentido.
No somos quienes puedan si quiera conformarse con la normalización de
la desaparición forzada ni en Colombia ni en ningún otro contexto. No
nos vamos a acostumbrar al sin sentido que supone privar de la
libertad a las y los luchadores. No compartimos el sin sentido que ha
convertido los cauces de los ríos de nuestra tierra en cárceles de
mierda, y aquel que nos indica que la muerte vale más que la vida. El
sentido del sinsentido no hace parte de nuestro ser, de nuestra
historia, de nuestras perspectivas. Luchamos con todos los sentidos,
con la sensibilidad, con los sentimientos, por construir otros
sentidos culturales, otras formas de vivir y apreciar la vida.

IV. En busca de CAUSAS, no de casos.
Tejemos para que un país sea libre y justo. No son los CASOS y su
manipulación lo que nos diferencia o nos vuelven particulares en
comparación con quienes mal gobiernan y asesinan. Son las CAUSAS las
que nos juntan. Es en la situación particular de Sandra Viviana donde
nos identificamos con sus familiares y amigos, y es en las causas
donde nos encontramos con Sandra, con todos y todas para devolverle a
la vida su cauce como al Río por el cual ella luchó por tantos año y
por el que sigue luchando.

Por ti y tus luchas, aquí estamos contigo y los tuyos Sandra Viviana,
construyendo caminos.

Hijos e Hijas por la memoria y contra la impunidad
Enero 29 de 2012

NO AL OLVIDO, PORQUE NO QUIERO!!!