sábado, 20 de octubre de 2007

Un brindis

Alzo la copa y brindo …
Brindo por mi padre, por la vida …
Por un mejor presente, por otro mañana, por un pasado vivo …
Brindo por los 55 años que vivió plenamente, con ganas, con agallas
Arriesgado, entregado, a veces demasiado ingenuo
Brindo por la vida, por su vida, por la mía
Por la de todos aquellos que lo piensan, que lo recuerdan
Que realmente lo estiman …
Brindo por ti … papi
Hoy que cumplirías 57 años!!!
Te quiero

martes, 2 de octubre de 2007

Verdades con eficacia e investigaciones con cuidado!!!!!

Quiero la verdad ... una verdad clara, transparente ... no quiero mentiras, estoy cansa de ellas. Quiero la vida, la vida bella, la vida buena. Que la investigación siga con prudencia, sin enredos, por lo cierto no por mentiras que callen.

jueves, 27 de septiembre de 2007

Alguito de verdad .... historia Jaime Gómez

Un poco de verdad en medio de tanta mentira. Desde el mismo momento en que se encontraron los restos de mi padre y unos antropólogos forenses realizaron estudios planteamos a la opinión pública que había sido un asesinato. Así como durante todo el tiempo de su larga búsqueda se desconoció el hecho político que estaba detrás de la vulneración al derecho de su libertad, al momento de hacer los estudios necesarios, divulgar a la opinión pública el hecho y sentar posiciones, se presentaron inconsistencias, actos de mala fe, tergiversaciones y manipulaciones que se han constituido en una violación a los derechos que como ciudadano tenía mi padre y los de cada uno de sus familiares y amigos. En noviembre Fiscalía reconoce que es un homicidio porque de ello dan cuenta estudios forenses, pruebas de física y hasta un estudio de psiquiatría forense que descartó de plano un suicidio. El propio médico dijo: “su padre amaba la vida, no tenía perfil de suicida”. Si señores y señoras, aquí se mata a los que aman la vida, a los que sueñan construir proyectos distintos de sociedad, a los que quieren que las cosas cambien.
Que Fiscalía circule la información significa que parte de la verdad sale a la luz. Y ahora, con la voz de una institución que imparte justicia, me pregunto: ¿qué tienen por decir el Presidente Uribe y la periodista María Isabel Rueda, entre otros muchos, que aseguraron se trató de un accidente? No quiero una verdad sin que sea eficaz, sin que produzca consecuencias en nuestra vida colectiva. Ahora que el Presidente anda por Estados Unidos debería decirle a los Senadores Demócratas que les mintió, que se equivocó, que Jaime Gómez no murió de un accidente y que no tiene como sustentar lo dicho. María Isabel en aras a algo de ética periodística debería rectificarse e investigar un poco más al escribir para que contribuya a informar y no a desinformar. Los medios de comunicación deberían darle el mismo despliegue a esta verdad que el que le dieron a la mentira que pusieron a circular instituciones como la SIJIN, Medicina Legal, ex – ministros como Sabas Pretelt, entre otros tantos.
Siento algo de alegría porque se hace público algo que en medio del dolor de recibir a mi padre en trozos gritamos desesperadamente: lo asesinaron!!! Queremos justicia!!! Sin embargo no deja de preocuparme a dónde se dirige ahora la investigación, que sigue, cuánto tiempo debemos esperar, ¿quizás otros 17 meses? No quiero llegar a vieja esperando saber quienes lo mataron, por qué, quien o quienes dieron la orden, cuándo lo mataron, dónde, por qué.
No quiero que nuestros derechos como víctimas sobrevivientes se vulneren, queremos acceso a la verdad, a que se divulgue, a que nuestras voces sean escuchadas de la misma manera que la de políticos y altos dignatarios. Quiero justicia, ese es mi anhelo. Justicia para la trayectoria política de mi padre: sindicalista, asesor político, académico, intelectual, Concejal … un ser humano, simplemente eso, un ser humano.
Espero esta verdad sea eficaz para quienes dudaron de nuestras voces, para quienes negaron el homicidio, para quienes nos tacharon de mentirosos, locos u oportunistas, aunque en un país como el nuestro esos nunca faltan.
Por mi padre y por todos los que han sido asesinados, desaparecidos, eliminados del mapa político de este triste país: que la verdad, toda la verdad, salga a flote!!!!!
Antígona Gómez
Ver noticias en:
http://www.eltiempo.com/justicia/2007-09-27/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3740458.html
http://www.caracol.com.co/buscar.asp
http://www.wradio.com.co/nota

jueves, 30 de agosto de 2007

Desaparecidos .... cómo, por quién, por qué?

Desapareció fugazmente, en silencio. Nadie vio nada, todo ocurrió con suma tranquilidad, sin contratiempos, la violencia del acto no fue percibida. A veces me pregunto si esa facilidad del hecho no es producto de la complicidad de los que callan, de los que olvidan, de los que ven pero no recuerdan, no gritan, no hablan. De los que se quedan inmóviles ante todo esto.
Fue un día cualquiera, apenas dos días antes había sentido su brazo cruzar por mi espalda, escuché su risa, le vi disfrutar de la comida de otros platos. Recuperar el momento quizás no tenga sentido: ¿qué tan violento fue cuando lo capturaron, qué sensación experimentó cuando su libertad perdió las alas? ¿Cómo lo mataron? ¿Cuánto sufrió, qué dijo? Para que pregunto esto, a mi me basta saber y sentir que ya no está conmigo.
Ese día no pude leer el reportaje sobre fosas comunes, no quise, no quiero. A nosotros nos basta con el dolor que la ausencia atraviesa el cuerpo. Ojala cientos de personas lo hayan leído y comprendido. Espero el morbo no haya sido el motivo, anhelo la dimensión del horror se haya entendido y aguardo el repudio de la violencia, la barbarie y la sevicia que nos habitan. No me interesan los números. ¿Cuántos desaparecidos? Por mí pueden seguir rebajando la cifras, no importa, con uno que desaparezcan estamos condenados al olvido, a la nada, al limbo. Uno que se llevan, es miles de instantes condensados en un cuerpo, miles de relaciones, de amigos, de intereses, de ideas que se borran. ¿Por qué desaparecen a la gente? ¿Qué simbolizan, qué representan? ¿Qué buscan, cuál es el miedo?
Luego de tantas barbaries dichas por boca de algunos cínicos perpetradores, el país debiera salir a condenar tanta infamia junta. ¿Por qué no lo hemos hecho? Acaso ¿queremos tapar el sol con una mano, no nos interesa, estamos hastiados o aceptamos esa práctica porque aún no nos ha tocado o nos es útil a nuestros intereses? Será, a lo mejor ¿por qué la desaparición ha sido una política de Estado y sus autores intelectuales y materiales suelen ser el Ejército, organismos de seguridad, paramilitares y uno que otro más poderoso que aquellos?
Uno solo, un solo desaparecido y el país muere lentamente. Quizás, quien sabe, a lo mejor no lo hemos condenado por qué a quienes desaparecen son voces disidentes: militantes de izquierda, defensores de derechos humanos, líderes sociales, contradictores, oponentes.
Ya entiendo. Por eso el gobierno no convoca una marcha para repudiar los cientos de cuerpos encontrados en las fosas comunes, producto de desapariciones hechas por los paramilitares, ni las ejecutadas en los 70 por cuerpos de seguridad del Estado, o las de los 80 y las de ahí en adelante. ¿Qué tanto puede interesaros, Creonte, que se sepa que desaparecen? Significaría reconocer y censurar éticamente a quienes lo han hecho. ¿Cierto? Reconocer los desaparecidos, nombrarlos, traerlos de nuevo a la vida. O, ¿acaso me equivocó?
Debo repisar el inicio de esta catarsis: lo desaparecieron.
En complicidad del silencio se han llevado a esos que son voces de vida, luchas de existencia, esperanza en la injusticia, alternativa en el dominio. Los desaparecen para acabar con sus historias, proyectos e ideas. En este país, cercano a una Tebas, no sólo los han querido borrar a ustedes, también a la ética, al respeto, al valor de la vida. La justicia ya no existe, poco queda. La verdad la esconden, la trampean.
Antígona Gómez
30 de agosto Día Internacional de las y los Desaparecidos

viernes, 29 de junio de 2007

Palabras en el lanzamiento del libro: Tras la huella de la verdad ...

Bienvenida

Buenas noches a todas y todos. Agradezco, y en nombre de la familia y los convocantes, agradecemos su presencia, que para nosotros se constituye en el ejercicio de una acción política y el reconocimiento de la necesidad de la reflexión académica, aunada a exigencias como la justicia, la verdad y la memoria. Quiero compartir con ustedes algunas ideas y sentimientos en torno a mi padre y su ejercicio académico, la producción de su tesis de grado para optar al titulo de historiador, que hemos decido publicar bajo el titulo: “Tras la huella de la verdad: el caso Gloria Lara de Echeverri”. La decisión de publicar la tesis responde a dos sentimientos. El primero, al amor y reconocimiento de un hombre que como mi padre buscó aportar desde la Academia a la construcción de un mejor futuro, desde el ejercicio de una mirada crítica sobre el pasado reciente del país. El segundo, a la convicción política de justicia y verdad.
Resulta un alto homenaje que estemos hoy acá, en la Universidad Nacional y en esta coyuntura interna de debate, en mi alma mater y en la Universidad de los sueños e ideales de mi padre, presentado su libro. Mi padre accedió a la Academia luego de los 40 años, después de pensionarse y haberse desempeñado como un reconocido dirigente sindical. Tránsito los pasillos de la Universidad Javeriana con la expectativa de encontrar en el saber nuevas puertas, intersticios y caminos para concretar sus proyectos. Desde allí, lo digo sin duda, aprendió nuevas miradas del mundo, de los proyectos políticos, de la sociedad y del cambio. Desde allí también comprendió desde otras dimensiones el sentido del poder y su relación con la historia. Del sindicato a la Academia y de la Academia a la política hecha realidad en los cargos de elección popular y la asesoría política de personalidades como Piedad Córdoba, buscó incansablemente rutas para la transformación que el país necesitaba en esas décadas del 70, 80, 90, y que sigue necesitando desde que el calendario nos puso en otro milenio. Hay para quienes optar por la lucha, por la eliminación de las desigualdades, por el ejercicio de la oposición, por la verdad, les cuesta la vida. En esa fatal realidad, mi padre fue desaparecido el 21 de marzo de 2006, y otra historia comenzó a relatarse para nuestras vidas desde que encontramos sus restos el 23 de abril del año pasado. Sin embargo, aunque su cuerpo no esta presente, sus ideas no han desaparecido, los cálidos lazos que tejió con su familia, sus amigos, amigas, copartidarios, siguen presentes, tejiendo otros puentes y extensiones de sus luchas y sus sueños.

Sobre el libro

Mi padre escribió el texto que hoy ve la luz pública como resultado de una investigación exhaustiva que relaciona la ocurrencia de un hecho con el momento histórico en el que sucedió. Una lectura contextualizada y relacional del secuestro y posterior asesinato de Gloria Lara, permite entender de manera más completa y explicativa el suceso en cuestión.
El libro parte de un análisis del desgaste del Frente Nacional y del modelo de coalición bipartidista, así como de la crisis de los años ochenta. Puntos de partida de los cuales se desprende un análisis del papel de las Fuerzas Armadas, en el marco de la Política de Seguridad Nacional establecida por Estados Unidos, y adaptada en Colombia a través de la figura del Estatuto de Seguridad durante el gobierno de Turbay Ayala. Reflexiones sobre el papel y el poder de los militares, de su creciente autonomía en el manejo y control del orden público, deja ver como se constituyen en actores independientes que imponen su propia concepción para el manejo de la insurgencia, la protesta y los conflictos de la sociedad. Jaime plantea que el caso Gloria Lara, un acontecimiento más de la historia del país, se constituye en un hecho histórico toda vez que condensa el pulso entre el poder civil y el militar.
El secuestro y posterior asesinato de Gloria Lara (23 de junio – 28 de noviembre de 1982), ocurre en el recambio de modelo, de la concepción represiva de Turbay se asiste al modelo reformista de Betancur. Tránsito en el cual se plasma la lucha entre los militares, quienes asisten al debilitamiento de su poder, y un gobierno mas abierto al diálogo y la resolución por la vía de la negociación, demasiado tímido e influenciable a la hora de tomar decisiones serias.
Luego de analizar las diferencias entre el modelo de Turbay y Belisario, mi padre sitúa el caso Gloria Lara para dar cuenta del manejo político de un suceso de la vida nacional, efectuado por los militares y auspiciado por actores relevantes de la vida nacional. Así se esboza la tesis central del libro:

“Los militares interesados en demostrar la eficacia de la Justicia Penal Militar, en recobrar el prestigio perdido y, en retornar a la autonomía plena en el control del orden público, hallaron en el Caso Gloria Lara de Echeverri las condiciones para intimidar y desprestigiar a las fuerzas de izquierda y democráticas. El objetivo último pretendía deslegitimar el proceso de paz y apertura auspiciado por el proyecto reformista de Belisario Betancur” (Gómez, 2007: 158-159).

La tarea de mi padre no queda solo allí, luego de utilizar como fuentes los artículos del periódico El Tiempo, documentos de la investigación y bibliografía sobre el Frente Nacional; que le permiten advertir las causas que determinaron la crisis de legitimidad del Régimen de gobierno compartido, así como del modelo represivo y reformista; analiza el debate suscitado en la opinión publica por la manera como fueron juzgadas las personas vinculadas al caso, para plantear su inocencia y el manejo político del hecho por parte de los militares. En ese sentido señala varias inconsistencias en la investigación, de las cuales solo quiero referenciar la atinente a la desaparición de cuatro personas, y a quienes deseo rendirles un homenaje: Patricia Rivera, sus dos hijas y el señor Marco Antonio Crespo.

Siguiendo los documentos atinentes al caso, mi padre muestra como el crimen quedo en la impunidad, no porque las personas acusadas por los militares hayan salido al exilio – condición nada agradable -, sino porque, según investigaciones relacionadas con el secuestro de un ciudadano norteamericano, Keneth Bishop, los responsables de este hecho fueron los mismos del secuestro y posterior asesinato de Gloria Lara. Total, dadas las condiciones de la justicia colombiana, estos implicados no pagaron por el crimen de Lara.
No pude evitar leer paralelos en ambos casos, el de mi padre y el de Gloria Lara. La impunidad ronda como condición a la justicia colombiana, las irregularidades abundan, la torpeza, negligencia y poca diligencia de las instituciones parecen condición sine qua non. La claridad sobre lo sucedido parece empañarse, se enmaraña en un país donde el ejercicio de la violencia es parte de la cotidianidad y de diferentes actores. Ambas historias tienen lugar en momentos coyunturales de la vida nacional, el de Gloria Lara en el recambio de modelo – represivo a reformista -, el de mi padre en el contexto de elecciones presidenciales cuando se jugaba nada más y nada menos que la reelección de Álvaro Uribe. Casualmente ambos fueron Concejales y ambos, padre y madre, objeto de vulneraciones a la libertad imperdonables como son el secuestro y la desaparición. Sobre esto tengo claras las diferencias de cada una, pero las repudio a ambas.
Sin embargo tampoco tolero que se publiciten más los secuestros y se trate de negar la existencia de las desapariciones forzosas, mi padre es parte de esa terrible historia. Ambas historias, están signadas por las torturas, por eso aquella escalofriante imagen de la portada del libro.

“El caso Gloria Lara de Echeverri ilustró en su momento la ineficacia de la justica, las enormes dificultades para el desarrollo de fuerzas políticas ajenas al conflicto armado y la ausencia de una sociedad democrática y tolerante. Dimensiono la degradación de la violencia, con su concomitante violación de los derechos humanos, al igual que evidencio esa trilogía de empresarios, políticos y militares enemigos de las reformas sustanciales que posibilitan la construcción de una paz estable en Colombia” (Gómez, 2007: 159 -160).

Al pasar al caso de mi padre y a la situación actual del país yo solo diría, tomando una frase prestada de Jaime Garzón: “Y los políticos y los para y los militares, ahí”.

Mis reflexiones


El texto me suscitó preguntas sobre la verdad, la escritura de la historia, el papel de las élites gobernantes, los gremios y la izquierda. Me remitió, así mismo, a preguntas por la memoria, el olvido, la aplicación de justicia, la posibilidad de una salida negociada al conflicto armado, la viabilidad de Colombia y la democracia. Lo primero que pensé fue que la publicación del texto no hubiese encontrado mejor momento que este, pues nada más cercano a los primeros años de la década de 1980 que la coyuntura actual. Me pregunté en el clímax de la lectura: ¿qué es lo que se escribe sobre lo acaecido? ¿Quiénes y cómo lo hacen y se difunde? ¿Bajo qué lente y con qué intereses?
Algo similar me surgió sobre la memoria: ¿qué se recuerda, qué se olvida y por qué? La construcción de una memoria y una historia hegemónica, difundida por los sectores dominantes del país ha dejado de lado versiones de esos hechos que son fundamentales para la construcción histórica de la verdad, la identidad y los proyectos políticos y sociales futuros.
Volver al pasado no tiene porque significar abrir heridas para mortificar a los distintos actores o condenarse a vivir en pretérito. La re-escritura de la historia es fundamental para pensar el futuro desde el pasado mismo. Sabiendo de la importancia de la historia y su conocimiento en la construcción del presente y el futuro, así como de opinión pública y alternativas, no deja de ser preocupante que una óptica tan parcializada sobre la realidad sea la que tenga preponderancia.
Hemos aprendido desde nuestro oficio como historiadores, que la escritura de la historia es una cuestión política quizás más que cualquier otra. En la escritura, difusión y apropiación de versiones históricas se juega una batalla por la hegemonía y en consecuencia por el poder que también cruza la memoria y la verdad.
A Colombia conocer y tramitar la verdad le va a costar mucho más de lo que quiere y está dispuesta a pagar. A nosotros, las y los colombianos de carne y hueso también nos costará bastante. La verdad tiene muchas más dimensiones sí queremos que contribuya a construir un mejor futuro pues implica la aceptación de las mentiras dichas, asumir el costo político de los actos realizados, el conocimiento de dimensiones aún no reconocidas de la realidad del país, y la construcción de posturas políticas serias y claras. Queremos verdades históricas y contextualizadas que permitan conocer los vínculos de los distintos actores con la prolongación de una guerra de décadas, que al pasar del tiempo se degrada en dimensiones inaceptables. La construcción de una historia, de un tipo de verdades, de una memoria y la difusión de una política del olvido debe ser develada, cuestionada, puesta en jaque.
Bajo un lente histórico es necesario que el país conozca el papel de sectores de los gremios, las Fuerzas Armadas y la elite política, y que estos asuman el costo total que ha tenido para el conjunto del país su posición reacia a la paz, la violación de derechos humanos, su actitud de sabotaje y la infranqueable postura que privilegia la acción militar al diálogo y la concertación. Si no es clara para Colombia la parcialidad de dichos actores, no será posible construir alternativas reales a la negociación y a la construcción de la paz.
La publicación de este libro quiere contribuir a asumir públicamente un debate sobre un hecho concreto de la historia de Colombia y suscitar reflexiones sobre la encrucijada actual del país. Busca generar procesos que pongan a circular versiones de la historia que incluyan en los regímenes de verdad otras versiones que han sido eliminadas o puestas en lo marginal. En esa ruta la publicación se sitúa en el campo de disputa política y cultural actual, no está al margen de los debates coyunturales ni de la batalla por el poder.

A mi padre, en voz alta


Padre, ahora que la distancia física entre tú y yo es insoslayable, leerte me produce placer y orgullo, y le encuentro como una de las vías para mantenerte en el presente. Desde tu convicción política me enseñaste cosas valiosas, desde el dialogo permanente con el soñador, utópico, luchador y realista, aprendí el valor de cultivar opiniones propias, de construir mi propio criterio y análisis de la vida y la situación del país. Aprendí el valor, mientras estudiabas historia, de no ser dogmático, aprendí escuchándote hablar de los demás que los odios y sectarismos no conducen a nada. También entendí el valor de las posiciones políticas, de los principios, de las metas y los sueños.
Ahora, leyendo cada página de tu tesis, siento más de cerca la importancia que tiene la historia. Comprendo los subterfugios e intríngulis de la verdad oficial, de las versiones de la historia y las luchas de la memoria. Ahora, que te han llevado, siento en carne propia el peso del poder, su reafirmación desde la circulación misma de la palabra. Y entiendo la importancia de asumir responsabilidades en la historia de un país lleno de injusticias, mentiras, negligencias. Te hablo en voz propia, en primera persona, de cara, imaginando tu rostro, el movimiento de tus manos, los gestos al oírme. Esa y esta es mi manera de mantenerte vivo, de que sigas con nosotros. Como me escribía Fabiola Lalinde, alguien cercano a nuestra historia, en palabras de Manuel Mejía Vallejo, “uno se muere cuando lo olvidan”.
Convencida de eso, de tu papel en la historia de Colombia y de la importancia de otras y otros tantos que han sido asesinados y desaparecidos, ponemos hoy a circular tus ideas como una contribución para la construcción de otro futuro. Ese que soñaste y sueño, ese que forjaste y forjamos aún entre el dolor y la tristeza. Con tu partida he aprendido como el dolor pare futuro, como la tristeza no niega la alegría como la muerte puede tener otras lecturas. Sonriendo hoy te digo que seguiremos edificando futuro, viviendo, disfrutando la vida, luchando sin claudicar por nuestras utopías. Gracias a ti y a todos los presentes.

Diana Marcela Gómez Correal

viernes, 1 de junio de 2007

Carta al Presidente - sobre la verdad

Bogotá, Mayo 29 de 2007
Carta abierta al Señor Presidente de la República
Referencia: La verdad
Cordial saludo,
Ahora que se ha vuelto punto central posicionar por usted la verdad como un camino propicio para la construcción de la paz y de un mejor futuro, quisiera presentar algunas preguntas y una exigencia en relación a la verdad que tiene que ver conmigo y mi familia. Lo primero que deseo decir es que las verdades que se digan en este contexto tienen que ser verdades históricas, y que la verdad, como bien supremo de la humanidad – no sólo de Colombia –, no debe ser usada de manera demagógica, politiquera, para la distracción o la impunidad. Dicho esto, presento mi exigencia con el derecho que me asiste a la verdad y la justicia al ser víctima sobreviviente del conflicto colombiano. A. Saber la verdad sobre el asesinato de mi padre, Jaime Gómez, asesor de la senadora Piedad Córdoba. B. Aclaración de por qué el Ministro del Interior Sabas Pretelt se entero primero que la familia que la carta dental de los restos encontrados en el Parque Nacional coincidía con los de mi padre Jaime Gómez. C. Explicación de por qué la investigación no avanza pese a todas las pruebas que aportamos permanentemente. D. Retractación pública por parte suya y los otros funcionarios del Estado Colombiano que dijeron en varios espacios y medios que lo de mi padre se había tratado de un accidente (Medicina Legal y Fiscalía ya reconocieron desde el año pasado que fue un homicidio). Con esto, entienda usted, sólo apelo a la fe que le ha puesto a la verdad. Yo quiero que esa pequeñita verdad que ya reconocen instituciones del Estado colombiano sea de conocimiento público y que esa verdad me restituya la dignidad que me fue quitada como ser humano al distraerse a la opinión publica diciendo que lo de mi padre fue un accidente. Por supuesto, también quiero justicia. Un país sin verdades, comparto eso con usted, no puede ser un mejor país, pero sin aplicación de justicia creo que nos vamos pa´l carajo (como para no utilizar frases más coloquiales). Ahora, bien, no sólo como la hija de Jaime Gómez me preocupa todo este embrollo de la verdad, como ciudadana colombiana también. En ese sentido, apelando de nuevo a la verdad - ojala la pobre no termine DESAPARECIENDO de tanto que se le nombra o perdiendo sentido -, deseo que usted me responda sinceramente, es decir, con la verdad, sino debo preocuparme por: A. El posicionamiento de una verdad que me parece no es histórica, que desconoce las causas del conflicto, que pretende equiparar a paramilitares con guerrilleros, y por ese camino desconocer la gran responsabilidad que le compete a la clase gobernante del país, a los gremios, a instituciones que deben aplicar justicia y garantizar los derechos de las y los ciudadanos, a los militares y los agentes de seguridad del Estado con todo este mierdero? Perdón, con esta crisis que vive el país. No avalo, y es mi verdad, las acciones de guerra, vengan de donde vengan, pero me niego a que me pongan un trapo en la boca y me digan que es lo mismo lo que han hecho unos y otros, menos cuando se trata de políticos, de militares, de empresarios. ¿Son acaso los mismos intereses los que están en juego? Acaso no es bastante vergonzante que gobernantes, funcionarios de instituciones como el DAS y miembros de seguridad como militares, policías e investigadores planeen el control del país desde la eliminación de los “otros”, que son sus contradictores, por la vía de la violencia y la intimidación y no por la vía del juego democrático? B. No debo preocuparme por la acción del ESMAD, por el desalojo de colegios y universidades – centros de debate por excelencia – por fuerzas armadas del gobierno? C. No debo preocuparme por el jaque en que esta puesto el sector educativo, colegios y universidades con el recorte de presupuesto? D. No debo preocuparme por las desapariciones ocurridas en días recientes en el Choco de miembros de poblaciones indígenas y el lanzamiento de niños a los ríos por parte de agentes de “seguridad” del Estado? E. No debo preocuparme porque se tardo tiempo en reconocerse la importancia de la verdad luego que cientos de víctimas sobrevivientes la venimos exigiendo? F. No debo preocuparme por el asesinato de sindicalistas, periodistas y las cifras oficiales que niegan esa realidad? G. No debo preocuparme por el asesinato de mujeres lideres que vienen desempeñando un papel importante en la exigencia se restitución de tierras y conocimiento de la verdad en el marco de la ley de justicia y paz? H. no debo preocuparme por los pocos recursos con que cuenta Fiscalía y los operadores de justicia para procesar a los que se han acogido a tan ilustre Ley y por lo poco sistemático, ordenado y digno que ha sido el levantamiento en las fosas comunes? I. No debo preocuparme por la zozobra y el miedo que estamos viviendo al ver acciones de fuerza que nos hacen temer por estados de sitio y acciones más represivas? J. No debo preocuparme por un país que esta lleno de dolor y algunos no quiere y otros no tienen como procesarlo? No se, ¿será que debemos preocuparnos? Usted como máximo dignatario de este país podría responderme con la verdad. Mil gracias. Atenta a su respuesta,
Diana Gómez, o Antígona Gómez, si lo prefiere
Se reactiva Veeduría “Jaime Gómez. No a la impunidad, sí a la verdad y la justicia”.

martes, 17 de abril de 2007

Historia para la memoria ... Historia para el debate

Lanzamiento del libro:
“Tras la huella de la verdad:
El caso Gloria Lara de Echeverri”

El próximo lunes 7 de mayo se presentará públicamente el libro: “Tras la huella de la verdad: El caso Gloria Lara de Echeverri”, escrito por Jaime Gómez. El libro relata, desde una exhaustiva investigación de prensa, la pesquisa judicial suscitada luego del secuestro y posterior asesinato de la líder del Partido Liberal a principios de la década de 1980. Concluye, gracias a un interesante análisis que el caso quedó en la impunidad y que las personas inculpadas del hecho son inocentes. La inculpación de estos últimos fue resultado de un montaje de los militares, quienes buscaban desprestigiar a la izquierda legal del país y deslegitimar cualquier posible proceso de paz. El libro cobra importancia en el momento actual del país, toda vez que permite analizar las responsabilidades de los militares, los gremios económicos y parte de la clase política en la crisis actual que vive Colombia. Es una invitación a mirar de manera retrospectiva nuestro presente y futuro. Con la publicación del texto buscamos rendir un homenaje a Jaime Gómez, quien además de ser un consagrado dirigente sindical, social y político, tránsito los caminos de la Academia con la convicción de contribuir al futuro del país. Esta vez pensando el pasado con lentes críticos. El lanzamiento tendrá lugar en la Universidad Nacional de Colombia, Edificio de Postgrado de Ciencias Humanas, Auditorio Virginia Gutiérrez de Pineda. Lunes 7 de mayo de 2007, de 5 a 8 p.m.

lunes, 19 de marzo de 2007

Planeta Tierra

Hay días en que desesperadamente me pregunto por qué te mataron. Por qué estoy viviendo este dolor tan intenso. Por qué no puedo disfrutar más de tu compañía, de tus enseñanzas. Por qué no estás en casa dispuesto a contestar una llamada mía. Porque estuviste tan sólo en nuestros corazones y en la gran foto que tiene la abuela en casa el 31 de diciembre, cuando era nuestro día favorito. En esos instantes me lleno de un dolor profundo, desgarrador, desconcertante, un dolor que sabe a rabia en los labios cuando trato de verbalizarlo. Me duele más cuando te pienso hace un año, riendo, con tu cabello largo. La boca se me hace agua cuando te pienso en vida, se torna áspera cuando arribo al martes en que te llevaron. No entiendo, que alguien me explique, que alguien me de razones, que estoy gritando callada a todo viento: ¿Por qué te mataron, quién les dio permiso? ¿Quiénes son acaso? ¿Cuál es el poder especial que los reviste? No entiendo. No entiendo. Luego de un año sigo sin entender. No estoy en el mismo lugar de siempre, el duelo me lleva por parajes distintos, pero olvidar no puedo. En mi camino el olvido me es ajeno. Está distante de mi convicción de vida. ¿Dánde estás? ¿Por qué te han llevado? Me interrogo inútilmente. Por qué no hay respuestas, por qué en Colombia hay tantos oídos sordos. Padre, me haces falta. A veces ni llorar puedo. Es que no entiendo, no comprendo, no acepto. Renuncio a seguir viviendo en un país con tanta mierda. Renuncio al país del depotismo, de la violencia, de la sangre, de los difuntos. Renuncio a dejar que sueños y proyectos políticos queden destinados al olvido. Renuncio. Ya lo he hecho. Odio las mentiras, me asquea el olvido. Me producen náuseas los que venden nuestra patria, más náuseas que las que sentí el domingo que encontraron tus restos. Náuseas más terribles que las que experimenté cuando me fui haciendo lavado cerebral para aceptar que quizás estabas muerto. Náuseas más viscerales que las que sentí al verte sólo en pedazos en la morgue. Náuseas que asquean. Náuseas y rabia. Más rabia que aquella de saber lo que decía de tu muerte el Presidente, el Ministro, el director de Medicina Legal, la periodista aquella. Es mi derecho sentir rabia, estar dolida, querer la verdad, soñar con imposibles como la justicia. Es mi derecho querer construir una mejor patria sin tantas mentiras. Un año ha pasado y no sabemos nada de quienes te mataron. Para nosotros, los que aquí quedamos cuando a ustedes se los llevan, la paciencia resulta una obligación. Obligada a esperar un tanto más, así, te digo de nuevo que te extraño, te añoro, te recuerdo, te dibujo en sueños… Eso al menos sigue siendo mío: los sueños!!!

Antígona Gómez – Nacida el 21 de marzo de 2006

Jaime Gómez: Desaparecido el 21 de marzo de 2006 – hallaron sus restos por arte de magia (en Colombia hay bastantes magos), el 23 de abril del mismo año.

viernes, 2 de marzo de 2007

Nuestro homenaje en tus cumpleaños

PADRE, SERÍAN 56

A Jaime Gómez en su natalicio (20 de octubre de 1950 – abril de 2006)

Yo no tuve un padre perfecto, es cierto. Bueno, ustedes dirán que nadie lo ha tenido, y sí, tienen razón. Es más preciso decir que no tuve un padre convencional. Mi padre no fue de esos padres sobre protectores que veías todos los días, que regañaba, que se desbordaba en regalos o cariños con su hija por ser mujer. Nuestra relación tampoco fue convencional porque no viví al mismo tiempo con él y mi madre en ningún momento de mi vida, porque no conserve frente a él ese miedo y esa veneración que se construye en relaciones entre padres e hijos, porque él se resistía a ser un padre común y yo una hija normal. Él era mi padre, yo lo admiraba, pero sabía que no era perfecto y criticaba algunas de las cosas que hacía y decía. Muchas veces discutimos por puntos de vista divergentes pero siempre nos la arreglábamos con las palabras.

También fuimos cómplices, amigos, de esos que se cuentan cosas trascendentales buscando una comprensión incondicional, pero que encontraban en uno y otro una mirada crítica y de amor que buscaba aportar. Por supuesto, algunas veces extrañe la figura de padre que me vendían el resto de padres de mi familia, del colegio, de la sociedad, pero anduve contenta con el que tenía y ahora que no lo tengo porque se lo han llevado, pienso: mi padre, el de esa generación “revolucionaria”, fue un buen padre.

Se peleó por una sociedad nueva, se la jugó por nuevas relaciones de pareja, de familia, de amistad. Él, sus amigos y sus contemporáneos crearon conciencia crítica en sus Hijos e Hijas, ensayaron nuevos estilos de vida, de trabajo, de amor, de política. Soñaron, eso sobre todo hicieron, soñar. Imaginaron mundos posibles casi imposibles: sin injusticias, sin desigualdades, sin hambre, sin mentiras. Amaron, lo hicieron abiertamente. Tuvieron miedo, por supuesto. No pudieron romper con todas las ataduras de esta sociedad, se quedaron cortos en varias, pero caminaron. Jugaron a inventar, a comprender, a re-pensar. Se enfrentaron. A muchos el juego les costo la vida.

Sí, mi padre no fue perfecto, fue hijo de su generación, de las necesidades y pensamientos de una época. Pero fue mi padre, un buen padre. Es a él, a Jaime, a quien hoy le rindo homenaje. A quien hoy queremos recordar, nombrar, invocar. Re-inventar. Como muchos ha hecho historia, ha aportado a este país, a sus luchas, a sus proyecciones. Él es uno más de esos que han sido silenciados de manera brutal y a quienes se pretende desaparecer de la historia junto con sus aportes. Por eso desde mil lenguajes queremos que siga vivo a través de la recreación de una memoria que lo cuenta, que recuerda los hechos de su asesinato, duros pero que no pueden desaparecer de una memoria colectiva esencial a la hora de pensar una sociedad futura.

Padre, te extraño, cada día más, cada día me duele más tu asesinato. Hoy hubiera querido poderte llamar para tomarte del pelo por lo viejo que te estabas volviendo. Por las canas, esas pocas que asomaban en tu cabellera. Por el pelo largo que daba cuenta de un deseo de volver atrás, por esos achaques de cincuenton que a veces te atormentaban. Estaríamos pensando a dónde invitarte este domingo y yo devanándome los sesos buscando que regalarte. Hoy estamos aquí por ti, porque te queremos y extrañamos. Aquí están tus hermanas y hermanos, tu madre, Lelys, tu familia, tus amigos, tus compas. Aquí estoy y seguiré estando, yo, tu hija, y Sebastián, tu hijo. Seguiremos reivindicando tu memoria y buscando que tu muerte no quede en la impunidad.

Diana Marcela Gómez Correal

Miedo y rabia …

Bogotá, 22 de abril
5:00 a.m.


Hoy escribo con rabia y miedo. No es rabia de odio, no es miedo que paraliza. Es miedo a la indiferencia, a la complicidad del silencio, a lo cotidiana que se ha vuelto la violencia, la privación de los derechos, es miedo a lo permisivos que somos ante estos hechos. No es miedo a que por hablar me maten, me produce rabia el miedo de la gente. Es rabia al ver como nos absorbe la cotidianidad y escuchar que nos insinúan: ¡y uno sin poder hacer nada! ¡Crees que nada!, exclama con rabia, dolor e ironía Lelys. Sí, resulta que es nada si te quedas es casa y no nos acompañas a caminar, a gritar, nada sino utilizas tus manos para en cinco minutos escribir una carta al presidente, a las Embajadas de Colombia en el exterior, a las organizaciones de derechos humanos exigiendo que se respete el derecho a la vida y la libertad de Jaime porque él eres tú. Él es un ciudadano, tú eres un ciudadano. Tengo miedo y me produce rabia pensar que Mirringa, la gata de Lelys y mi papá, sea la única que siempre nos acompañe. Así me da más miedo porque Mirringa sólo se queda en casa, no le gusta salir, ¿entonces, con quién saldremos a exigir y a construir? Juanita hace unos días me decía que no había que dar las gracias por algo que eran responsabilidades. De ahora en adelante de manera atrevida con mis gestos felicitaré a quienes ejercen su ciudadanía, a quienes buscan aportar a un mejor país, a quienes no son aguas tibias y “acomodados” sino radicales. Como feminista he aprendido a quitarle esa connotación peyorativa a la palabra. Radicales, entiéndase comprometido, apasionado, no fanático. Radicales porque quiero alcanzar una democracia radical desde la acción colectiva. ¿Por qué le cuesta tanto movilizarse a esta sociedad? Está bien, aparte de que ya nos acostumbramos a vivir con la Parca a cuestas, a que la vida vale de 10.000 pesos pa’ bajo, a tragar entero y a que otros piensen por nosotros, ¡nada más cómodo!; puede ser que entre semana tengamos mucho trabajo, estudio, cosas en casa. Sin embargo espero que este PRIMERO de mayo que es FESTIVO, le apostemos a mostrarle a este país, a los otros ciudadanos que nos los mueve ni que una bomba les caiga encima y a la clase gobernante que le gusta el poder para sus beneficios sin importan los métodos; que NO ESTAMOS DE ACUERDO con la violación de los derechos fundamentales, que queremos condiciones para las elecciones, para el ejercicio de la democracia, que QUEREMOS y que en consecuencia ACTUAMOS, por un mejor país. Movilizarse es caminar en multitud, pero también es hacerse escuchar en masa. En la lucha por una sociedad mejor los métodos, las consignas, las acciones, los repertorios tienen que ser renovados. ¿Por qué no usar los mass media que tenemos a mano? ¿Por qué no aprovechar la internet que tiene alcance mundial sin que nos cueste mucho? Ustedes perdonaran el tono de este escrito, ayer se cumplió por fecha un mes en el que no sé nada de mi papá. Nada es nada. Anoche tenía miedo de cansarme, pero me he dado cuenta que la responsabilidad como hija y ciudadana no me deja. Les escribo esta carta a las 5 a.m., otro día empieza. Mejor olviden el perdón y entiendan esto como una invitación reiterada, actúo en consecuencia, o eso trato, mi padre me enseño a no quedarme callada. Nos vemos el martes a las 5 p.m. en la Plazoleta de las Nieves para el consabido Planton. Esperamos podamos portar todas y todos un distintivo el PRIMERO DE MAYO que exprese a una sola voz QUEREMOS A JAIME VIVO Y YA, ANTES DE ELECCIONES. QUEREMOS QUE DESAPAREZCAN LAS DESAPARICIONES. DEL DESEO AL HECHO, DE LAS ACCIONES AL DESEO.
Con cariño,
Diana M. Gómez.

Nada que vuelves y yo sigo añorando …

Domingo, 16 de abril de 2006

Hola Papi, sigo recordando lo que fuimos y somos a tu lado. Es domingo, son las 2:40 a.m., no puedo dormir, busco comunicarme de mil formas contigo y entonces como el sueño no viene a arroparme me doy cuenta que la manera de contactarte es por medio de las palabras. Esas mismas que nos permiten expresar la rabia, desde el deseo por que vuelvas y podamos construir un mejor país, tu ausencia que ya huele a trasnocho del derecho a la vida, la libertad y la expresión. Estoy escuchando a Serrat y recordando esas canciones que te hacen vibrar, salto así a Amparo Ochoa pues no me he podido sacar de la cabeza la letra de la canción que relata como con un acto de traición matan a Emiliano Zapata, no puedo, entonces, dejar de asociar como a traición se están tirando este país. Mientras trataba de conciliar el sueño, que no viene a mí como tampoco a ti querrá llegar en muchas ocasiones de este horrible cautiverio, ni como le llega a la abuela que ahora sí sufre de desvelos serios, recordaba las cosas lindas que me has dado. Extraño la fruta que dejabas todas las mañanas cuando me quedaba en tu casa de visita; aprecio el agua caliente que vaciabas en la bañera para que con mi hermano jugáramos entre pompas de jabón; sigo aprendiendo de esos sermones que eran conversaciones de quien no quería ser cantaletudo para invitarme a no perder el tiempo, a leer hasta en el bus, a no ver tele, a saber vivir la sexualidad, a luchar por un futuro labrado desde la opción de elegir; recuerdo además los pactos que hicimos para vivir juntos, el respeto de los espacios y los tiempos. Entre tantos recuerdos y añoranzas convino el tiempo y los deseos con los planes que tenemos para las próximas semanas. Haremos la movilización del martes 18, pondremos en escena una Penélope, seguiremos buscando un símbolo que repudie tantos atropellos, haremos un desayuno de trabajo y una galería de fotos el 21 de abril, mira que tortura, se va a cumplir un mes. Aunque estaremos insistiendo en que tienes que volver antes de elecciones porque no puede ser que Colombia tenga que definir su futuro próximo y tú no hayas llegado a dar muestras de que en este país hay garantías para el ejercicio de la oposición y la construcción de la democracia, ya vamos pensando entre familia y amigos que vamos a hacer el primero de mayo. Como quizás la Seguridad Democrática nos sorprenda y llegues antes, igual estaremos mirando en que lugar es más apropiado que camines, marches, grites, te expreses y rías. Sin saber si has podido leer, ver y escuchar noticias en comunicaciones extrasensoriales te cuento que la solidaridad sigue en aumento, las centrales sindicales del país, los sindicatos que le conforman, las organizaciones sociales de mujeres, afrocolombianos, indígenas, los partidos alternativos y desde luego Poder Ciudadano, con Piedad y tus compas, se han expresado. Facultades, Universidades, académicos y expresiones culturales han hecho lo propio. Partidos, sindicatos, organizaciones de derechos humanos y universidades del extranjero, de la comunidad internacional, también han mostrado su solidaridad y el repudio a este hecho que sabes ocurre mucho aquí, donde vivimos. Como dijo ayer Omar en la caminata por la montaña, uno de tus amigos, sí lo que querían era intimidar al Movimiento Social, ¡ups!, se está expresando con más fuerza ... Esperemos que en un próximo Consejo de Seguridad el Alcalde, Lucho, pueda oír buenas noticias y sepamos dónde y cómo estás para ir a liberar a la libertad. Te mandamos mucha fuerza y energía para que la fundas con la tuya y resistas todo lo que tengas que resistir ... Te extrañamos mucho
Diana Marcela Gómez

Dos meses sin Jaime Gómez ...

Mayo de 2006

Dos meses sin Jaime Gómez, miles de votos por la democracia

De vuelta en Colombia, las piernas temblando en el aeropuerto de partida y en el avión la mente centrada en un triste “no volveré a ver a mi padre”. Regreso a mi país pero no deja de pasar por mi cuerpo un sentimiento de miedo que me aterra, no me siento segura en la patria que me vio nacer. Sin embargo volvemos porque conocer la verdad, que se aplique justicia y contribuir a que la impunidad no sea una característica más de nuestra extraña, sui generis democracia implica que hagamos presión, veeduría, lobby, que sigamos marchando, escribiendo, generando opinión pública, apoyando las opciones realmente democráticas desde nuestro terruño, no exiliadas y exiliados. Hoy se cumple un mes del hallazgo de los restos de mi padre, luego tampoco puedo dejar de pensar en lo mal que lo trataron para que lo encontráramos de esa manera. El domingo, el mismo día que regresamos, se cumplían dos meses en que perdimos su alegre rastro. El domingo mirando a mi hermano pensé en la angustia tan horrible que debió atrapar ese martes 21 de marzo a mi padre, pensar en que dejaba a sus hijos, pensando en nuestro futuro, en nuestro dolor, en nuestra angustia. Luego miro a Lelys y siento un dolor desgarrador. Pienso en mi padre tan angustiado y con tanta rabia pensando en el peligro que también corren Piedad Córdoba y sus compañeros y amigos. Tuvo que haber pasado en un segundo por su mente todos los recuerdos de su madre, mi abuela, y toda la familia. Ahora entiendo la horrible angustia que yo tenía cruzada en mi corazón ese día. Todo esto, no obstante los dolores que me produce, me invita, a diferencia de otras tantas víctimas de esta horrenda guerra a pedir el diálogo, la resolución negociada del conflicto, el cese de la guerra, el no uso de la violencia. Hijos sin padres, de padres asesinados, no son sólo Castaño y el Presidente Uribe, miles de nosotros poblamos la tierra y no todos optamos por la profundización de la guerra y la negación de la palabra, es más, no asumimos la conformación de ejércitos para la venganza ni nos adjudicamos ser Mesías, redentores que traspasan su odio – que tanto quema el cuerpo y el alma – para que lo asumamos todas y todos los colombianos. Son dos mis invitaciones en estos días. La primera es que hagamos del caso de Jaime el que permita evitar más desapariciones, que se conozca la verdad y se aplique justicia. Para esto es necesario que sigamos actuando en colectivo, haciendo veeduría y presión. La segunda es ejercer el derecho al voto rechazando la propuesta de Álvaro Uribe y apoyando opciones alternativas que ven la resolución del conflicto armado desde el diálogo y sin impunidad, que piensan en la redistribución de la riqueza, la generación de empleo, en políticas públicas para el reconocimiento de las diferencias, la consecución de la equidad y la eliminación de las desigualdades. A quienes desde el discurso buscan convencer y no desde la intimidación y la difamación, a quienes piensan en la justicia desde el marco de un Estado Social de Derecho, y conciben a las y los electores como sujetos de derecho pensantes y no como ovejitas mansas a quienes se convence con la manipulación de la información. El domingo sentí unas ganas enormes de estar en la Plaza de Bolívar, mi cuerpo fue recorrido por la alegría, la tristeza y el miedo. Extrañé ver a mi padre de pie en las escaleras de la Catedral con una sonrisa leve que manifestaría la felicidad que produce ver tanta gente pensando en alternativas. Será lo mismo que experimentaré el domingo que viene, más me consuela pensar que aunque él no ira a votar si lo harán miles de personas que buscarán contribuir a un mejor país … por supuesto, no votando por Álvaro Uribe.
Diana Marcela Gómez

Carta a los captores de Jaime: ...

Abril de 2006
De la vida y la democracia en cautiverio
Por: Diana Marcela y Juan Sebastián

Publicada en El Espectador, fin de semana 1 y 2 de abril de 2006.

Anoche estuvimos en el lanzamiento del Festival Alternativo de Teatro. Allí vimos una corta obra de teatro en la que se dramatizaba como unos “raptores” trataban a su “detenido”. Quisimos tomar distancia y no relacionar esos tratos con los que pueda estar recibiendo nuestro padre. A ustedes, que lo tienen retenido, les contamos que cada día que pasa el corazón nos juega malas pasadas, que lo añoramos, que recordamos anécdotas, su amor, y que somos más concientes de lo buen padre que es Jaime, pero sobre todo de su condición humana.
El es un hombre solidario, un humanista, un maestro, un amigo. El ejercicio de pensar el país, de formarse y formar a sus hijos y a sus alumnos lo hizo siempre con la herramienta más hermosa de todas: con las palabras y siempre con un compromiso visceral por la democracia, la justicia y la paz en el país. Así aprendimos de papá, al igual que de muchos otros ciudadanos y ciudadanas, que las peleas y las diferencias se asumen desde las palabras y desde la inteligencia del discurso no desde los actos violentos, no desde la degradación, ni desde el miedo y la zozobra que ahora sentimos todos los que le amamos y que simplemente no nos deja vivir tranquilos.
Porque estos episodios trastornan la existencia, destruyen y destierran proyectos de vida, desilusionan y hieren. Es por eso que aunque esto ya este pasando, no queremos sufrir más de la incertidumbre que genera no saber cómo y en dónde está Jaime. Seguramente ustedes tienen padres, hijos, hermanos. ¿Se han puesto en nuestros zapatos? Queremos a nuestro padre YA, lo queremos vivo, sin heridas ni secuelas, queremos su risa retumbando en el centro de la ciudad, de donde nunca debió haberse ido. ¡Queremos ponerle fin a esta angustia!
Estamos convencidos que estos episodios no le sirven al país que buscamos construir, así no podemos edificar una Colombia viable sí quienes son oposición, alternativa y critica no tienen garantías, no cuentan con seguridad para el ejercicio de la participación en un país que la necesita tanto.
Nos preocupa y nos entristece que ustedes tengan la posibilidad de ganar, de que la indolencia y el olvido sean los enterradores de nuestro Papá, del tío, del hijo, del profe Jaime, conocedor como pocos de la historia de su país y trabajador incansable de la Bogotá que nunca ha querido dejar. Tenemos miedo de que nuestra voz de inconformidad se ahogue en la idea de que este hecho carece de carácter político, pero también sabemos que muchos colombianos que ahora conocen a Jaime, comprenden y defienden la necesidad de la oposición como requisito de una democracia sana, como la queremos todos y todas.
Ayer pensábamos: “por lo menos en el teatro, lo alternativo sigue vivo”. Señores captores, ustedes que también son ciudadanos colombianos, padres hijos y amigos, respeten la vida, la integridad y la libertad de nuestro padre. Mostrémosle al país que Colombia puede tener un mejor futuro próximo, respetuoso del pensamiento libre y de la democracia incluyente y participativa.

Carta al padre no Kafkiana

Marzo de 2006
Para: Jaime Gómez, el soñador
De: Diana, tu soñadora

Hola papi. La noche del domingo soñé contigo. Estabas recostado y me hacía a tu lado. Me abrazabas, me decías algo de teatro y marionetas. Ya casi comienza el Festival de Teatro, debe ser por eso, sabes que tenemos boletas compradas y estamos esperando que llegues pronto para disfrutar del arte en una de las tantas expresiones que te apasiona. Al salir de la función seleccionada por ti caminaremos unas calles con la tranquilidad extraña con la que disfrutamos la ciudad que nos vio nacer, crecer y ser quienes ahora somos. Llegaremos a un restaurante o un café, si hace mucho frío y es demasiado tarde tomaremos un taxi y en cualquiera de esos espacios que apropiamos rápidamente compartiremos puntos de vista sobre la obra. Cada quien tendrá algo que decir porque hemos aprendido contigo a ver el mundo con ojos críticos. Sebastián, tu hijo, que todos los días piensa en cuándo volverá su amigo, resaltará la pertinencia de la música empleada. Lelys, tu compañera, que estos días ha compartido la cama conmigo, nos hará caer en cuenta de ese detalle recóndito que completa el análisis. Tú y yo miraremos como esa pieza nos dice algo del país, yo notaré algo que tiene que ver con el género, tú nos contarás quien es el autor del guión o el director de la obra. El domingo iremos donde la abuela, ella y Pato, tu hermana, estarán pendientes de tu agua café. Almorzaremos en cualquiera de las dos mesas y tendremos noticias de tus hermanos, hermanas y el resto de la familia. Te levantarás de la mesa, tomarás de nuevo esa agua café que huele a dulce panela colombiana y te escabullirás al sofá a una siestita. Te dejaremos pasar esos 15 o 20 minutos que te reconfortan y luego miraremos las mismas fotos que nos permiten recordar que rico es gozar la vida y sentirla a plenitud como tú lo has hecho. Alguien dirá algo del país en el que nos tocó vivir y compartiremos lo duro que está todo. Algún debate surgirá y lo abordaremos con argumentos, sin desesperarnos, con palabras. Haremos balance de lo que significa concentrar el dinero en la guerra y no en lo social, las implicaciones del TLC, las dificultades que se presentaron con las últimas elecciones y las que tenemos que evitar en la coyuntura política de elección presidencial para que este país que tanto amamos y por el que luchamos pueda ser viable. Dirás con tranquilidad que aunque sin duda están difíciles las cosas en Colombia todavía se puede disentir, debatir, ser opositor, aportar desde ideales democráticos, que no te estorba tu trayectoria política, tu historia de vida, que en este país puedes pensar diferente, que por eso no te vulneran, ni te desaparecen, ni te matan. Te pararás del sofá, irás al baño y te despedirás de la abuela quien con ternura te dará un beso y te recomendará que te cuides, por supuesto, no de nadie que este perdiendo el tiempo siguiéndote, violando tu libertad, sino de este frío tan horrible que está haciendo. “Bueno, chicos (últimamente chicos y chicas), nos vamos. Tengo mucho que leer y una reunión más tarde”. Si, nos vamos, todos tenemos algo que hacer. Abrimos la puerta y salimos los cuatro: Lelys, tú, Sebas y yo. Me dejarán en la buseta, te daré un beso y te diré que te quiero, en silencio te daré las gracias por respetar mis puntos de vista. Tomarán los tres su buseta y tu te bajarás cerca de la casa de Piedad. Llegas, timbras y te sientes plácido: haces lo que quieres, cada día concretas más tu proyecto de vida y te sientes realizado. Miras atrás, no hay nadie, pero además ves un país que te brinda las garantías para la consolidación, profundización y radicalización de la democracia. Sonríes con esa expresión que esparce vida. Vives en un país en el que no torturan y no matan, allí la gente no muere por el uso de la fuerza. De nuevo ríes, estás pensando en un comentario sarcástico, bromeas y sacas partido de ese instante ...
Te amo

Algo más serio …

Entre marzo y abril de 2006
“La lucha del hombre contra el poder
es la lucha de la memoria contra el olvido”
Milan Kundera, 1988
El libro de la risa y el olvido


Por Diana Marcela Gómez

El pasado martes 21 de marzo Jaime Gómez, mi padre, asesor de Piedad Córdoba, sufrió una de las vulneraciones más agresivas a las que puede ser sometido un ser humano, su derecho a la libertad fue coartado. Desde entonces la familia, las y los amigos y Poder Ciudadano hemos emprendido las acciones correspondientes para lograr su pronto retorno con vida. No deja de causar desasosiego que pese a todo lo emprendido, a la solidaridad nacional e internacional recibida, un mes después no tengamos noticias de su paradero ni se haya establecido responsables de tan oprobioso hecho. Como ciudadana y en ejercicio de tal condición, la reflexión que me suscita este acontecimiento me remite a pensar sobre el futuro próximo del país. Es evidente que en Colombia, a puertas de elecciones presidenciales no existen garantías para el ejercicio de la oposición y la democracia, así como es cada vez más claro que sin el esclarecimiento de este hecho las elecciones pierden legitimidad. Pese a que Jaime Gómez, destacado dirigente social y político es otro más de los desaparecidos del país y este hecho puede ser visto como uno más de intimidación a dirigentes de izquierda, demócratas y opositores, en este momento lo que sucede en torno a su vida se convierte en un hecho emblemático toda vez que se produce en un momento de definiciones cruciales. En este contexto es inevitable dejar de pensar en el tipo de premisas que deben fundamentar el proyecto de un país en el cual sea posible la profundización de la democracia. Es la negociación, la tramitación de las diferencias, la conciliación, la superación de las inequidades y las desigualdades sociales las que deben fundamentar las opciones. Afincar un proyecto en la seguridad y en la preponderancia de una estrategia guerrerista profundiza las contradicciones que vive el país enfrentándonos a una encrucijada de la cual ya se ven claras señales. La democracia implica la construcción de la sociedad desde el arreglo que permiten las elecciones, los debates, la circulación de la palabra, la construcción de consensos, la garantía de la vida y la libertad. La invitación es a la solidaridad, a dejar el miedo, la indiferencia, el adormecimiento y al ejercicio de la ciudadanía para exigir la garantía al Estado colombiano de los derechos fundamentales. Les convidamos a sumar acciones para exigir y lograr el regreso con vida de Jaime Gómez antes de las elecciones del 28 de mayo y a realizar ejercicios de recreación de la memoria colectiva, histórica, que no permitan que el olvido nos condene a repetir episodios funestos. Viene a mi una frase de Milan Kundera, “la lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido”.

En el día del padre, sin padre!!!

Junio de 2006
A mi padre, a propósito de una canción de Serrat: Aunque no puedo firmar muerte natural estaré atenta a que se conozca la verdad. Voceare tu muerte escribiendo historia para no olvidar … Como tu hija y amiga no moriré en vida, viviré con mayor intensidad, te hablare entre sollozos y risas, en sueños daré besos a tus ojos, luchare en tu memoria, abriré los cajones para leer y escribir sobre ti. Llevare crisantemos a tu tumba, brindare por los derechos y pondré fin a tu diario para continuar haciendo, como tu, historia …
Si la muerte pisa mi huerto
Letra y Música de J.M. Serrat
Si la muerte pisa mi huerto
¿quien firmara que he muerto
de muerte natural?
¿Quien lo voceara en mi pueblo?
¿quien pondrá un lazo negro
al entreabierto portal?
¿Quien será ese buen amigo
que morirá conmigo,
aunque sea un tanto así?
¿Quien mentira un padrenuestro
y a rey muerto, rey puesto...
pensara para si?
¿Quien cuidara de mi perro?
¿quien pagara mi entierro
y una cruz de metal?
¿Cual de todos mis amores
ha de comprar las flores
para mi funeral?
¿Quien vaciara mis bolsillos?
¿quien liquidara mis deudas?
A saber...
¿Quien pondrá fin a mi diario
al caer
la ultima hoja en mi calendario?
¿Quien me hablara entre sollozos?
¿quien besara mis ojos
para darles la luz?
¿Quien rezara a mi memoria,
Dios lo tenga en su Gloria,
y brindara a mi salud?
¿Y quien hará pan de mi trigo?
¿quien se pondrá mi abrigo
el próximo diciembre?
¿Y quien será el nuevo dueño
de mi casa y mis sueños
y mi sillón de mimbre?
¿Quien me abrirá los cajones?
¿quien leerá mis canciones
con morboso placer?
¿Quien se acostara en mi cama,
se pondrá mi pijama
y mantendrá a mi mujer,
y me traerá un crisantemo
el primero de noviembre?
A saber...
¿Quien pondrá fin a mi diario
al caer
la ultima hoja en mi calendario?
Diana, tu hija

Adiós, aunque no quiera!!! Palabras rumbo al cementerio ...

Sábado, 29 de Abril de 2006

A Jaime, mi PADRE
De Diana, su niña
Hubiese querido verte de pie, caminando, darte un abrazo, verte reír y escucharnos. Tener paciencia para saber de tu propia boca y desde tu dolor que paso. Contarte todo lo que hicimos por lograr que te liberaran, que recibimos muchos correos, cartas, solidaridad, que mucha gente camino y grito a nuestro lado por tu libertad, por el respeto de tu vida y el de disentir. Muy rápido cuando supe que te habían llevado pensé que no aguantabas mucho, que primero ponías tu dignidad y acelerabas lo que tuviera que venir. Sin embargo me deje, nos dejamos atrapar por la esperanza. Creí, creímos, que era posible que estuvieras vivo. Y sí, estabas y seguirás vivo, es tú fuerza, eres tú, son tus convicciones, tus ideas, las que nos movieron a caminar, a exigir, a hablar, a quitarnos la Parca de encima aunque fatalmente en este momento histórico muchos se empeñen en que sea nuestro presente y nuestro futuro. No te pude ver de pie, tampoco tuve un cuerpo yerto que abrazar, entonces me tuve, nos tuvimos que enfrentar a la realidad, sólo trozos de ti, sólo huesos pude ver. Huesos, tristes huesos, desarticulados como está el país. Me detengo y pienso, sí, sólo huesos, pero tus huesos. Hicimos y deshicimos hasta que logramos que tu historia no fuera la misma de muchos desaparecidos. Tuvimos tus restos. Al menos eso. Y rápido. Este acto, como muchos actos, es un rito de paso, una puesta en escena que como todo lo tuyo lo reinventamos. Al estar en construcción puede tener muchos desenlaces, como nos gusta lo colectivo, lo que pase de hoy en adelante puede ser resultado de un libreto construido entre todas y todos. Por ahora tres actos.

Acto I. Jaime el humanista
Jaime, mi padre, nuestro padre, el esposo, el hijo, el hermano, el tío, el primo, el amigo, el ciudadano era / es el comprometido con la democracia. Jaime, el que creció con algunas privaciones y ganas que brotaban desde sus entrañas por ayudar a la gente fue el hombre coherente que se dio la vida que quiso darse. Es el bacan. Es el padre que es amigo, es el amigo que es solidario, es el hombre solidario que es comprometido. El sindicalista, el Concejal, el activista social, el político. El que ensayo opciones y quizás por eso nunca dogmático ni sectario. El que amo a más no poder, era un intelectual, un autodidacta, hecho a pulso, con esfuerzo. El amante de la música de Chopin, Mozart, Beethoven, del jazz, del son cubano, el tango “la vida fue y será una porquería ya lo sé, en el 2000 también ...”, la salsa, el bolero … Jaime, el que no temía hacer el oso, el sarcástico, el hombre inteligente. El amante del cine, el artista frustrado. El aprendiz de piano, el soñador de teatro. No es sólo uno el Jaime por recordar y reivindicar, multidimensional fue el hombre que leyendo aprendió a leer y releer a Marx, al marxismo, a pensar y re-pensar el socialismo, la democracia, las reivindicaciones de los trabajadores, la lucha de clases, las demandas de las identidades y a Latinoamérica. Jaime, el que siempre ha sido de izquierda, el opositor del presente con la pluma y las palabras construía desde su vida cotidiana una sociedad más justa y real. Ese es el Jaime que tiene dos hijos de dos madres diferentes y una compañera con quien decidió no tenerlos, es el hombre que consecuente con su pensamiento nos invito a reinventar el concepto de familia. Sí, somos subversores, eso somos. Jaime, el de ese cajón triste, trágico y fatal, es el mismo que no dejaba de hacernos bromas a Sebastián y a mí para desde ellas invitarnos a dar todo de sí, a construir nuestro futuro, a decidirlo, a labrarlo. Es el mismo Jaime que le decía a la abuela “madre” con ternura y le tenía paciencia. El mismo tío brusco que brindaba amor y consejos permanentes. El amigo del que siempre la gente tuvo apoyo. El hermano mayor que reflejaba autoridad pero por amor, no por miedo. El primo cómplice, el ciudadano, el buscador de alternativas. Al que aquí le ratificamos la promesa, de cómo hermanos, Sebastián y yo, siempre estar unidos. Y a quien le digo, le decimos, que está familia se mantendrá unida y que Lelys, su compañera, su amiga, será mi amiga. Jaime fue asesinado, pero no se llevan con su cuerpo su legado, un humanista más sigue vivo en las ideas que aunque no se quiera siempre están vivas. Te quiero papi. Gracias por todo lo que me has dado.

II Acto. El país que nos tocó.
¿No habrá manera de que Colombia
en lugar de matar a sus hijos los haga dignos de vivir?
Si Colombia no puede responder a esta pregunta,
entonces profetizo una tragedia: “Desquite” resucitará,
y la tierra volverá a ser regada de sangre, dolor y lágrimas”
(Gonzalo Arango, poema dejado sobre
la tumba del “Capitán Desquite”, 1964).

Guerra, maldita guerra. Poder, maldito poder. Esta sociedad no es viable sino profundizamos la democracia para radicalizarla. Sino re-aprendemos el sentido político y ético de la vida, sino privilegiamos la palabra, el debate, las discusiones argumentadas, y sino, entre otras cosas, reinventamos la acción colectiva. Reivindico con nombre propio, como Diana Gómez, el diálogo y no la utilización de hechos violentos degradantes de la condición humana. Reivindico la NoViolencia no desde la ahistoricidad o esencialismos, lo hago desde nuestro presente. No se trata de permitir que a mansalva nos maten, pero tampoco de prolongar un maldito círculo vicioso, de alimentar desde el odio y la venganza muerte, porque muerte trae muerte. Es la acción colectiva articulada, global, de clase, identidades, condiciones, redistributiva y de reconocimiento la que puede permitir que este país no se siga sumando en divisiones tajantes, innecesarias, en dogmatismos, sectarimos, dictaduras y violaciones permanentes de nuestros derechos. ¿Cómo construir un futuro luego de caminar por tanta barbarie? Vamos a exigir condiciones para vivir en este país, vamos a exigir la soberanía, la dignidad, la redistribución de la riqueza, el respeto a la vida, el cese de la impunidad, la reconciliación, la viabilidad, condiciones para las elecciones, porque entre otras cosas es lo que no tenemos. Pero digo, propongo, sin desesperarnos, desde la vía democrática, desde este tipo de oposición, desde el respeto y entendimiento de los derechos individuales y colectivos, desde el pleno disfrute de las subjetividades, las opciones sexuales, religiosas y de vida. Vamos a exigir que en este país podamos vivir y tener condiciones para hacerlo. No queremos más colombianas y colombianos desarraigados por la violencia y por la falta de oportunidades para desarrollar sus potencialidades. Queremos a la tía Marlen, a Magda, a Camilo, Javier, Paula, Angie y los chicos aquí, con posibilidades brindadas por un Estado Social de Derecho. Queremos el derecho a vivir sin miedo, en nuestra tierra, para cumplir nuestros sueños. Queremos un país sin desapariciones, sin secuestros, sin torturas. Quiero saber que construimos paso a paso, palmo a palmo condiciones para que no cunda el odio, la desesperanza, el ansia de poder y la desesperación. Las cuatro conducen a la profundización de la guerra, esta a la muerte, esta al caos. Herida de muerte no quiero más muertes, ni la mía. Papi, seguiremos hablando, debatiendo, las ideas nunca mueren, Marx está en mí como en ti, por eso seguiré soñando, construyendo desde utopías.

Acto III. El futuro. Verdad, Justicia y Reparación históricas.
No quería ser una Antígona, pero me tocó. No querías morir así ni tan joven, pero te tocó. No querías que te enterraran, pero te tocó. No queríamos quedarnos tan rápido sin padre pero nos tocó. No queremos ver más sangre, más muertos a mansalva, más madres llorando hijos devorados por el odio, el poder, la intolerancia. No queremos más esposas guardando la mitad de una cama que no volverá a ocupar el mismo cuerpo. No queremos más guerra, no quiero llenarme de odio pero no puedo conformarme con mentiras. Quiero, más adelante, como resultado de procesos, una sociedad reconciliada pero que no pisotee nuestros derechos a la Verdad, la Justicia y la Reparación. No soy, ni seré una víctima sobreviviente que se niegue a la construcción de un mejor país, pero no a costa del olvido. Milan Kundera dice: “la lucha de un pueblo contra el poder, es la lucha de la memoria contra el olvido”. Dura, oscura, gris, fría como la muerte es nuestra realidad, pero no por ello inmanejable, al país como al Ave Fénix le toca resurgir de las cenizas, esas cenizas que han dejado torturas, mutilaciones, asesinatos a mansalva, bombas, atentados, emboscadas, tomas. Yo no pedí nacer en este país, pero sé que podemos ayudar a construir uno mejor, menos impune, más humano, más solidario, más conciente, más ecuánime, pasional, pero por la vida, no por la muerte. Sin memoria histórica no hay identidad histórica. Sin verdad no hay memoria. Sin Justicia y sin Reparación no hay confianza. Sin una gran proporción de ellas no hay reconciliación. Padre, Jaime, mi amigo … te amo, tu muerte no es en vano ni tampoco quedará impune. Aunque mi ánimo y mis energías están casi agotadas en algún paraje junto a ti recargaré mis fuerzas, tomaré un poco de cada persona que nos rodea y extraeré desde sueños toda esa otra que te quedaba. Quizás, entonces, me deje contagiar de nuevo por la esperanza. Ni a tu madre, ni a ti y quizás a mi tampoco nos toque el país que soñamos y por el que siempre hemos luchado, pero a lo mejor, quien sabe, a la generación que viene, a la de tus pequeños sobrinos, les sonría este país. Pero escuchen todas y todos, sí queremos una mejor Colombia debemos construirla, pensar, actuar. No tragar entero. Decidir, analizar y de nuevo actuar. Para terminar hoy, porque acabo de decidir que no parare, quiero plantear, pensando en nuestro futuro más próximo lo siguiente: 1. Te mataron, no hay garantías para el ejercicio de la oposición, así tal cual las condiciones actuales, las elecciones presidenciales no son legítimas. 2. Te torturaron, la Seguridad Democrática no sirve, o sólo sirve para algunos, para quienes han matado a mansalva, han violado y siguen violando mujeres, para los poderosos, los ricos que se dividen este país como una torta. 3. Hemos alzado la voz, tememos por nuestras vidas, no más Gómez muertos, no más gente de Poder Ciudadano y de la oposición asesinada. La profundización de la guerra como opción política contribuye a la existencia de actos violentos, de intimidaciones, de miedos, nos lleva a sumarnos más profundamente en la barbarie. 4. Siempre proponías algo, hay que actuar, esto es una obra de teatro, cada quien decide si se queda o no de espectador y a que personaje le da su apoyo. Yo se lo doy a ese/esa que es ideas, que es palabras, que habla, que debate, que expresa, que no teme a las disidencias y a las confrontaciones. Papi, ¿recuerdas la última obra de teatro que vimos el sábado antes de que te desaparecieran?, Crimen y castigo. Y el castigo también es personal.
Para un hasta pronto, nota: Léase entre líneas, no creo en la opción de Álvaro Uribe. No, mejor, no entre líneas, lo digo de frente como me enseño mi padre y por él, ni un voto por la profundización de la guerra. Que quede claro, esto es oposición desde las palabras no desde la violencia. Si me quieren responder escucho argumentos, espero no recibir balas.
Del deseo al hecho, de las acciones al deseo. Jaime Gómez, mi padre, siempre estará vivo.
Diana Marcela Gómez Correal

Acuerdos Humanitarios, si … más sangre, no!!!!

Bogotá, domingo 22 de octubre de 2006
Señor
Álvaro Uribe
Presidente de la República
Carta abierta a la opinión pública
Cordial saludo,
Puede que usted no sepa quien soy, o no me recuerde. Mi nombre es Diana Gómez, hija de Jaime Gómez, asesor de Piedad Córdoba desaparecido el 21 de marzo y luego asesinado. En varias oportunidades le he dirigido cartas relacionadas con las violaciones de los derechos humanos a las que fue sometido mi padre. Hoy le escribo desde mi dolor de hija, no para referirme a la inoperancia del Estado en el esclarecimiento de su asesinato, sino para desde mis más hondos sentimientos expresarle mi rechazo por sus pronunciamientos del pasado 20 de octubre. Ese día, señor Presidente, mi padre cumplía 56 años, pero ya no podía desearle un feliz cumpleaños porque en el contexto de conflicto armado y guerra sucia que vive el país, alguien decidió llevárselo para devolverlo en huesos. El mismo vacío que yo sentí el pasado viernes lo tuvo que haber experimentado usted con el asesinato de su padre. Ambos sabemos que vacío tan horrible se experimenta, la ausencia se posa, extrañamente, como una presencia más frente a la cual no puede hacerse el de la vista gorda. Señor Presidente, entre su caso y mi caso hay grandes distancias, enormes. Nosotros pasamos por la horrible sensación de terror, miedo, incertidumbre que produce la desaparición forzada, por la sensación de no saber sí mi padre estaba o no vivo, sí lo íbamos o no a encontrar. El drama de la desaparición forzada tiene sus especificidades y dolores propios, sabemos quienes suelen ser sus perpetradores, sabemos del alto grado de impunidad que se instala con estos crímenes, pero también sé que significa perder un padre de manera violenta. Entre la sensación que experimente con la desaparición del mío y el secuestro sé que hay grandes distancias, pero encuentro cercanías. Me imagino, con cierto conocimiento de causa, el dolor que sienten las y los hijos, madres, padres, esposas y hermanos de las personas que están hoy secuestradas. Los pensamientos de dolor y angustia que se posan en sus mentes pensando en sí han o no comido, sí están o no enfermos, sí están siendo bien tratados, sí pueden aguantar el encierro, la privación de la libertad y las arbitrariedades del flagelo. Sé que abra momentos en que pierden la esperanza, sé que hay otros en que recargan energías y sé que desde el viernes tienen de nuevo el corazón en vilo. No es justo Señor Presidente que usted, como máximo representante de nuestro Estado, continué parándose desde una postura de vencedor, cuando lo que está en juego es algo más que un quien gana y un quien pierde. Son vidas de seres humanos, historias y proyectos de vida individuales y colectivos los que están en medio. En juego está la viabilidad del país, nuestro futuro. Le invitó a tomar una pausa y pensar en lo que siente cada uno de los familiares de las personas secuestradas cuando usted decreta que a sangre y fuego serán rescatados sus seres queridos. Yo estoy harta de tanto muerto, la salida no es por la profundización de la guerra, por el odio, el rencor, la venganza, el triunfalismo. De venganza en venganza venimos año tras año. ¿Qué ha quedado? Más muertos, más pobreza, más impuestos, dinero destinado para la guerra, menos inversión social, impunidad, más seres resentidos, más personas cruzadas por tristezas que se expresan en sus rostros cotidianamente. Así no hay un futuro exitoso por construir. Yo quiero tener la certeza de que los atentados del 19 de octubre fueron perpetrados efectivamente por las FARC, y entonces quiero oír un pronunciamiento público en el que nos expresen su posición. Quiero que sean claras cuáles son las condiciones de parte y parte para la negociación, las limitantes reales, los argumentos contundentes de seguridad y políticos. Quiero debatir sobre ellos, opinar, que las organizaciones sociales seamos oídas, que la comunidad internacional acompañe estos procesos y que se valore a los individuos que están en el centro del conflicto. Deseo que se deje de jugar con las expectativas de los familiares de los secuestrados pues además de las vulneraciones de las que ya son objeto, no tiene presentación que la concreción de sus esperanzas dependa del vaivén de escándalos o crisis institucionales del gobierno. Señor Presidente, espero que muchas hijas puedan abrazar a sus padres porque han vuelto del monte, del secuestro, y no se queden con esa sensación de vacío que yo siento. No quiero que la lucha que hoy adelantan sea para recibir sólo huesos de sus padres, de sus seres queridos.
Diana Marcela Gómez

Entrevista conmigo misma ...

Entrevista conmigo misma que es lo mismo que decir otras tantas personas con las que he hablado y me han dicho o preguntado cosas cómo:
1. ¿No cree usted que es mejor olvidar y dejarle a la justicia la resolución del caso de su padre?
AG: Primero, creo yo, tendríamos que ponernos de acuerdo sobre que es olvidar. Yo no puedo olvidar que alguien decidió quitarme a mi padre por un antojo y que ahora no puedo compartir mas con él. ¿Usted podría? Lo que si puedo hacer yo, que siento es lo que le hace falta al país, es dejar de lado cualquier intención de venganza o acción que nos siga condenando a la violencia y al circulo vicioso de la muerte. Y con esto me refiero a actitudes directas e indirectas de venganza. ¿Tú crees que alguien puede realmente olvidar algo así? Me refiero, ¿un asesinato de un ser querido, que fue torturado, desaparecido y entregado a su familia en condiciones deplorables? Por otra parte, claro que le dejo a la justicia colombiana la resolución del caso de mi padre, Jaime Gómez, lo único es que la justicia en Colombia no es imparcial y si mas bien bastante miope, razón por la cual debemos mantenernos a la “pata” de las instituciones para lograr que efectivamente se aplique la justicia.
2. ¿A qué se refiere con actitudes directas o indirectas de venganza?
AG: Muy simple, no sólo quien empuña un arma por deseo propio tiene una actitud directa de venganza, quienes lo hacen por orden de otros y quienes consideran que la guerra o la acción militar es la vía para resolver los problemas del país indirectamente están afianzando en muchos casos actitudes de venganza. Me explico, siento que por parte de algunas personalidades hay más una actitud de venganza y de ponderar quien es el fuerte cuando se opta por la profundización de la guerra y no por el diálogo y la negociación en el contexto actual.
3. ¿No cree usted que como están las cosas en el país es mejor dejar todo “quieto” y sino funciona la justicia de las instituciones colombianas dejar todo a la justicia divina?
AG: Sabemos que en el país las cosas están difíciles. Pero no podemos seguir contribuyendo a la impunidad. Sino hay quienes exijan justicia, en el país seguirá siendo de lo más común que se asesine gente y nadie pague por eso. Por otra parte no entiendo bien lo de la justicia divina, y como dicen muchos: hasta no ver no creer. Por eso prefiero que estando ahora acá, en la tierra, quienes obren mal paguen con el peso de la justicia terrenal, aunque no sea perfecta. Eso de la justicia divina es un arma de doble filo, es contentillo para quienes no logran justicia desde las instituciones y contribuye a la impunidad, es premio para los victimarios que ya bastantes privilegios tienen!!! Otra cosa es que por leyes de la “naturaleza” o de la “energía”, todo mundo pague en vida lo que hace mal. Eso si lo creo. Si te portas mal, te va mal, si haces las cosas bien, te va bien.
4. ¿No cree que insistir en la memoria, en la verdad, le hace mal al país? ¿No considera que es importante hacer un borrón y cuenta nueva?
AG: No se realmente que es lo que le hace mal al país. La verdad no le puede hacer mal. El país no es un niño, un menor de edad al que no le podemos contar que su madre o su padre tienen cáncer porque no lo asimila. Lo que le hace daño al país es no saber la verdad. Es bastante prejuicioso, desde mi punto de vista, pensar que la verdad no va a permitir continuar adelante. La verdad es necesaria por varias razones. Primero, porque es un derecho de quienes hemos sido victimas directas e indirectas de este conflicto, de esta guerra. Sin ese derecho no habrá tranquilidad ni posibilidades de acuerdos y consensos para el futuro. Segundo, más de la mitad del país, que no sabe en que nación esta viviendo, debe saber que ha pasado y sigue pasando acá. Tercero, es tiempo que los actores responsables de la crisis de Colombia, asuman sus responsabilidades pues bastante daño le han hecho al conjunto de la sociedad para que puedan pasar sin cargos en un juicio histórico que es necesario. En cuanto al borrón, no creo que sea posible. Colombia está demasiado polarizado para que haya borrón y cuenta nueva. Lo que tenemos son muchas versiones en pugna, mucho debate, disputa por la construcción de la verdad y la historia. Además de que no creo que sea posible, tampoco considero que el borrón sea la vía más correcta por todo lo que he expuesto anteriormente. Necesitamos reconocernos en nuestro pasado y presente para mirar si podemos cambiar nuestro futuro.
5. ¿Cree usted en la reconciliación?
AG: No sé. No lo tengo claro. Yo no he hecho nada, ¿con quién debo reconciliarme? No tengo deseos de venganza, ¿con quién me reconcilio? No sé, lo de la reconciliación es todavía una elaboración para mi. A veces pienso que quienes se deben reconciliar son los actores de los bandos en conflicto y que se debe construir una sociedad tolerante a las diferencias pero no apática a las injusticias. Lo que si tengo claro es que no podemos hablar de reconciliación sin arrepentimiento verdadero, sin la convicción de que lo que se hizo en el pasado fue un error y que no se puede seguir utilizando la misma estrategia. Pienso que la reconciliación es necesaria para construcción de una sociedad en armonía, pero mi pregunta es un poco por quienes se deben reconciliar y qué significa eso de reconciliarse.
6. ¿No se quedan un poco en el pasado las victimas?
AG: Las victimas, ni las muertas ni las vivas estamos en el pasado. Bueno, quizás este haciendo mal al responder en plural. Es parte de la concepción peyorativa que tiene esta sociedad de las victimas pensar que no quieren la reconciliación, que son anti futuro, que son débiles y pobrecitas. Exigir verdad, justicia no es estar en el pasado. Son nuestros derechos, la memoria es nuestro derecho, exigir la construcción del futuro y del presente teniendo en cuenta nuestras historias no es quedarnos en el pasado. Si exigir derechos fundamentales y querer construir una historia plural, con más versiones, es estar en el pasado, mas del 50 % de las y los colombianos estamos allí situados.
7. ¿Considera que en el país se garantizan el derecho a la justicia, la verdad y la reparación?
AG: No. ¿Usted qué cree?
8. ¿Qué sigue de aquí en adelante?
AG: Un gran camino por recorrer. Un camino que queremos no este minado por la actuación de fuerzas oscuras, un camino que ofrezca garantías para los derechos, para pensar y construir otro país, un país que se reconozca en su pasado, en los pasos que ando y que proyecte un mejor futuro desde las enseñanzas que han quedado en estos años. Porque esa es otra cosa vital sino conocemos el pasado y extraemos enseñanzas fundamentales de él repetiremos la misma historia cientos de veces y miles de Antígonas tendrán que seguir posando sus pies en tierras infértiles de tanto dolor que queda sobre ellas posado.

9. ¿Ya se va a cumplir un año de la muerte de su padre, que siente?
AG: Muchas cosas. Que el duelo es un camino largo, que hasta ahora vamos en la primera etapa, que para cada quien es diferente y que existen diversas maneras de vivirlo. El paso del primero año, me imagino que con mas fuerza que el resto de años, se hace difícil poruqe el deseo por la vida traiciona. Siento como si la espera por la fecha fuera inevitable y el pensar lo que sucedia hace un año. En febrero del año pasado, por ejemplo, recuerdo que almorzamos en casa de mi abuela y cantamos el feliz cumpleaños. Luego, pienso en que ya casi va a ser la ultima vez que lo vi, caminando abrazados por Galerias con el resto de la familia. La ausencia se posa en algún lugar tan cercano que no te puedes despojar de ella, la rabia se acrecienta, se siente y enfurece. Trato de pensar en otras formas de recodarlo que no sea dando sentido a la muerte.
10. ¿Pero usted siente rabia?
AG: Claro. Es normal, es mi derecho. Pero mi rabia no mata, no busca venganza. Ella es mi sentimiento, producto del dolor y la ira que produce lo que me han hecho vivir. Tengo rabia y por eso escribo, prefiero conectarme con las letras que con revólveres, cuchillos, bombas o petardos o simplemente dar ordenes para que otros tantos mueran indiscriminadamente.

A los 12 días de Febrero de 2007, Planeta Tierra

lunes, 29 de enero de 2007

Mi memoria, tu memoria, nuestra memoria ...


Andando por la calle recorde de donde era, donde había nacido, cuál era mi país de origen. Soy de allí, de esa esquina sudaca, de Colombia, de un país de dolores, de mutilaciones, de esperanzas y luchas. No puedo olvidar mi origen, no puedo olvidar quien soy y lo que ha pasado conmigo, con miles de los nuestros, con nuestra historia.

NO AL OLVIDO, PORQUE NO QUIERO!!!