viernes, 1 de junio de 2007

Carta al Presidente - sobre la verdad

Bogotá, Mayo 29 de 2007
Carta abierta al Señor Presidente de la República
Referencia: La verdad
Cordial saludo,
Ahora que se ha vuelto punto central posicionar por usted la verdad como un camino propicio para la construcción de la paz y de un mejor futuro, quisiera presentar algunas preguntas y una exigencia en relación a la verdad que tiene que ver conmigo y mi familia. Lo primero que deseo decir es que las verdades que se digan en este contexto tienen que ser verdades históricas, y que la verdad, como bien supremo de la humanidad – no sólo de Colombia –, no debe ser usada de manera demagógica, politiquera, para la distracción o la impunidad. Dicho esto, presento mi exigencia con el derecho que me asiste a la verdad y la justicia al ser víctima sobreviviente del conflicto colombiano. A. Saber la verdad sobre el asesinato de mi padre, Jaime Gómez, asesor de la senadora Piedad Córdoba. B. Aclaración de por qué el Ministro del Interior Sabas Pretelt se entero primero que la familia que la carta dental de los restos encontrados en el Parque Nacional coincidía con los de mi padre Jaime Gómez. C. Explicación de por qué la investigación no avanza pese a todas las pruebas que aportamos permanentemente. D. Retractación pública por parte suya y los otros funcionarios del Estado Colombiano que dijeron en varios espacios y medios que lo de mi padre se había tratado de un accidente (Medicina Legal y Fiscalía ya reconocieron desde el año pasado que fue un homicidio). Con esto, entienda usted, sólo apelo a la fe que le ha puesto a la verdad. Yo quiero que esa pequeñita verdad que ya reconocen instituciones del Estado colombiano sea de conocimiento público y que esa verdad me restituya la dignidad que me fue quitada como ser humano al distraerse a la opinión publica diciendo que lo de mi padre fue un accidente. Por supuesto, también quiero justicia. Un país sin verdades, comparto eso con usted, no puede ser un mejor país, pero sin aplicación de justicia creo que nos vamos pa´l carajo (como para no utilizar frases más coloquiales). Ahora, bien, no sólo como la hija de Jaime Gómez me preocupa todo este embrollo de la verdad, como ciudadana colombiana también. En ese sentido, apelando de nuevo a la verdad - ojala la pobre no termine DESAPARECIENDO de tanto que se le nombra o perdiendo sentido -, deseo que usted me responda sinceramente, es decir, con la verdad, sino debo preocuparme por: A. El posicionamiento de una verdad que me parece no es histórica, que desconoce las causas del conflicto, que pretende equiparar a paramilitares con guerrilleros, y por ese camino desconocer la gran responsabilidad que le compete a la clase gobernante del país, a los gremios, a instituciones que deben aplicar justicia y garantizar los derechos de las y los ciudadanos, a los militares y los agentes de seguridad del Estado con todo este mierdero? Perdón, con esta crisis que vive el país. No avalo, y es mi verdad, las acciones de guerra, vengan de donde vengan, pero me niego a que me pongan un trapo en la boca y me digan que es lo mismo lo que han hecho unos y otros, menos cuando se trata de políticos, de militares, de empresarios. ¿Son acaso los mismos intereses los que están en juego? Acaso no es bastante vergonzante que gobernantes, funcionarios de instituciones como el DAS y miembros de seguridad como militares, policías e investigadores planeen el control del país desde la eliminación de los “otros”, que son sus contradictores, por la vía de la violencia y la intimidación y no por la vía del juego democrático? B. No debo preocuparme por la acción del ESMAD, por el desalojo de colegios y universidades – centros de debate por excelencia – por fuerzas armadas del gobierno? C. No debo preocuparme por el jaque en que esta puesto el sector educativo, colegios y universidades con el recorte de presupuesto? D. No debo preocuparme por las desapariciones ocurridas en días recientes en el Choco de miembros de poblaciones indígenas y el lanzamiento de niños a los ríos por parte de agentes de “seguridad” del Estado? E. No debo preocuparme porque se tardo tiempo en reconocerse la importancia de la verdad luego que cientos de víctimas sobrevivientes la venimos exigiendo? F. No debo preocuparme por el asesinato de sindicalistas, periodistas y las cifras oficiales que niegan esa realidad? G. No debo preocuparme por el asesinato de mujeres lideres que vienen desempeñando un papel importante en la exigencia se restitución de tierras y conocimiento de la verdad en el marco de la ley de justicia y paz? H. no debo preocuparme por los pocos recursos con que cuenta Fiscalía y los operadores de justicia para procesar a los que se han acogido a tan ilustre Ley y por lo poco sistemático, ordenado y digno que ha sido el levantamiento en las fosas comunes? I. No debo preocuparme por la zozobra y el miedo que estamos viviendo al ver acciones de fuerza que nos hacen temer por estados de sitio y acciones más represivas? J. No debo preocuparme por un país que esta lleno de dolor y algunos no quiere y otros no tienen como procesarlo? No se, ¿será que debemos preocuparnos? Usted como máximo dignatario de este país podría responderme con la verdad. Mil gracias. Atenta a su respuesta,
Diana Gómez, o Antígona Gómez, si lo prefiere
Se reactiva Veeduría “Jaime Gómez. No a la impunidad, sí a la verdad y la justicia”.

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