jueves, 10 de enero de 2008

Nada más que una profunda alegría

Nada más que eso puedo sentir. Mi corazón se llena de alegría, de oxígeno, de ganas de seguir adelante. Luego de tantos nudos en la garganta, de desalientos, de rabia, de dolor, de análisis diversos, de información y desinformación. Clara y Consuelo están libres, aunque la libertad tenga un sentido tan restringido en el país. Están libres pese al juego político que se tejió de todas las partes para su liberación, de los intereses diversos y los protagonismos que primaron durante días al simple hecho ético del valor de las personas y su bienestar. Al valor de la vida. De la libertad. Ese es un gesto humanitario que debería repetirse una y otra vez. Por su parte el gobierno está en la obligación de brindar las condiciones para que el Acuerdo Humanitario sea posible poniendo por encima los intereses colectivos y de las personas a una posición reacia a la paz. En una Colombia así, por ejemplo, sería posible soñar con el fin de la violencia como forma de opresión, estrategia de control y silenciamiento.

1 comentario:

Don Rigoberto dijo...

Simplemente felicitaciones y esperemos que tras ellas dos, siga el grupo que falta. Y digo grupo por darle un nombre.
Necesitamos todos ese oxígeno, esa capacidad de reconciliación que tenemos y lejos de aceptarla la tenemos. Mis buenos augurios por las liberadas, que salga Ingrid y el resto y que nuestros pueblos buesquen la paz que tanto necesitamos todos.

NO AL OLVIDO, PORQUE NO QUIERO!!!